Miércoles, 30 de enero de 2008 | Hoy
CIENCIA › DIALOGO CON DANIEL SALAMONE
Olvidando por un momento la polémica sobre las ciencias, los enigmas de la clonación atraen al hipotético cronista desde un lugar paradisíaco.
Por Leonardo Moledo
El cronista hipotético (ya que todo en la ciencia es provisorio) habitué de estas páginas que se extienden como alas de halcón (quizá no tanto, quizá de paloma, jilguero o gorrión) sobre la ciencia argentina, ha llegado a la Facultad de Agronomía de la UBA y cree haber regresado al origen, al principio, a un lugar donde caben las églogas de Virgilio, o en su defecto las de Garcilaso: aquí hay árboles, hay pájaros, hay ovejas, que mitigan la angustia que desde hace semanas no lo deja sosegar, la angustia de haber confundido el nombre de Pablo Wright, el antropólogo con quien dialogó en esta página el 2 de enero y haberlo transformado en Pedro Wright (transformación que no se verificó en la realidad, como podrán comprobar quienes lean el recuadro al respecto). Se mueve, eufórico y rural entre las dispersas construcciones: una de ellas es su objetivo: el Laboratorio de biotecnología animal de la Facultad, y dentro de él, un blanco más preciso: Daniel Salamone, veterinario de profesión, aprendió en Japón la técnica de fertilización in vitro, doctor por la Universidad de Massachusetts. Luego de ciertos efusivos aunque parcos saludos de rigor (estamos en el campo, aún en plena ciudad, al fin y al cabo) audaz él dice.
–Me va a contar de qué se trata esto, me imagino –mientras ata su caballo inexistente a un palenque que resulta ser un clon, y deposita su bajo (que felizmente no existe, ya que no lo sabe tocar) en el suelo, donde quedará olvidado.
–Naturalmente. La principal preocupación es la transgénesis animal partiendo de la micromanipulación y microcirugía. Esencialmente es hacer cirugías bajo el microscopio. Uno de los tipos de microcirugía que hemos hecho es la clonación, que exige arrancar núcleos, introducir núcleos, fusionarlos. Se ha trabajado bastante desde la facultad en ovejas, por ejemplo. Trabajamos con el INTA de Bariloche, que nos enviaba óvulos de cabras y ovejas; aquí las procesábamos, generábamos embriones y los mandábamos de vuelta, donde eran implantados. Por toda esta logística, no insistimos lo suficiente para conseguir nacimientos pero sí preñación. A partir de ahí reconsideramos la forma de generar animales transgénicos, y lo que decidimos ver es si había alguna forma más simple para esa técnica.
–¿Y había?
–Lo que intentamos exitosamente en cinco especies es agarrar un espermatozoide y ponerlo en una construcción (que es algo que uno quiere que se produzca en el animal más algo que le da la orden de en qué tejido, más otros elementos). Lo que hicimos fue inyectar este espermatozoide en el ovocito en cinco especies y lo que generamos hasta ahora son embriones que tenían este gen que les incorporamos.
–¿Y qué pasó con esos embriones?
–Hemos implantado un gran número de embriones de ovejas en el sur y estamos a la espera de los resultados.
–¿Y cómo van a ser esas ovejas?
–Bueno, la nueva técnica que nosotros implementamos tiene una virtud: los embriones van a ser mucho más sanos que los de clonación, con lo cual pensamos que vamos a tener muchísimas más chances de generar animales modificados genéticamente.
–Lo que hacen , entonces, es meter ADN en el espermatozoide...
–Y usar el espermatozoide como vector para introducir las modificaciones...
–A diferencia de la clonación standard.
–Donde lo que se hace es modificarse una célula del cuerpo mediante la introducción de un gen y después se le arranca el núcleo a un ovocito y se le pone este nuevo núcleo.
–¿Y para qué sirve tener animales clonados?
–Nosotros tenemos un proyecto en el cual quisiéramos tener una oveja que pudiera digerir mucho mejor el alimento. Por ejemplo, las hojas de las plantas están cubiertas de una capa cérea, la cutícula, y si el animal no la mastica no puede acceder a los nutrientes que están abajo. Entonces lo que intentamos es agregarle a la glándula salival una enzima nueva para generar animales con mayores facilidades de digerir elementos. Eso es muy productivo, por ejemplo, para las zonas con vegetación pobre. Eso es un buen ejemplo de lo que puede dar la transgénesis. Comer lo mismo, aprovechar más: una oveja para los países pobres. Comiendo alimentos de muy mala calidad puede prosperar igual. En eso trabajamos en colaboración con el INTA de Bariloche.
–¿Qué otros proyectos?
–Uno con un grupo de Mendoza y otro con un grupo de la Universidad de Tucumán. Ganamos un subsidio para estudiar una droga que tiene una serie de propiedades muy interesantes que podrían ser utilizados para clonar. Es uno de los reactivos que estaría haciendo que el óvulo empezara a desarrollarse después de un transplante nuclear. La droga fue purificada y aislada en Argentina y se demostró que tenía un efecto en los huevos de la rana. Nosotros lo probamos en células de mamíferos.
–Una duda: para clonar, se mete el núcleo de una célula en otra, pero en el citoplasma también hay ADN... ¿No hay un choque ahí?
–No cuando es de la misma especie. No hay ningún tipo de inconvenientes. Cuando uno usa especies diferentes sí hay un choque.
–¿Qué otra cosa están haciendo?
–Empezamos a clonar equinos, financiados por una empresa privada. La otra gran ambición es dar nuestro aporte en el terreno de células madres. Hay células madres embrionarias, que tienen la capacidad de originar todo tipo de tejido. Agarramos un óvulo, lo tratamos químicamente, y crece. Lo bueno es que puede hacerse incluso en un óvulo no fertilizado, entonces se puede generar un embrión que dé lugar a numerosos tejidos pero no a un nacimiento. Uno de los proyectos fue intentar producir a partir de óvulos humanos células madre, originadas de embriones partenogénicos.
–Con esta droga nueva.
–Sí, y estamos jugando a generar embriones partenogénicos de una forma eficiente, aunque la deuda siempre es generar células madre. Una de nuestras grandes metas es poder obtener a partir de los embriones que generamos células madre. Esas son las tres líneas: transgénesis, micromanipulación y células madre. Hace poco ganamos un premio por una técnica que desarrollamos para clonar el óvulo: lo indujimos a dividirse varias veces con la mitad de la información genética... la idea es tener una suerte de mitad-clon.
–¿Qué más me quiere contar?
–Creo que con eso está el panorama completo de lo que nosotros trabajamos en el laboratorio, en el que somos unas 12 personas. Tal vez el objetivo, más allá del hecho de intentar hacer buena ciencia, es la capacitación de recursos humanos.
–Para no tener que clonarlos.
Lo acompaña hasta la puerta e inadvertidamente pisa el bajo, que se hace trizas. Felizmente, el bajo no existe, y su inutilización no le hace daño a nadie.
© 2000-2022 www.pagina12.com.ar | República Argentina | Política de privacidad | Todos los Derechos Reservados
Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.