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–Hoy estoy tan apretado de espacio que no puedo hablar del cronista hipotético y esas divagaciones, y tengo que ir directamente al grano: usted es Laura Steren, doctora en Física del Conicet, laboratorio de resonancias magnéticas del Centro Atómico Bariloche. Cuénteme en qué consiste su trabajo.

–Investigo en el área de nanoestructuras magnéticas artificiales. Lo que nosotros hacemos es trabajar con sistemas magnéticos en capas que, combinados con otros materiales no magnéticos, pueden darnos propiedades que pueden servir para estudiar determinados fenómenos físicos.

–¿Por ejemplo?

–Materiales que se llaman magnetorResistivos donde uno observa una variación de resistencia eléctrica sobre el campo magnético. Esto, dicho así, suena muy abstracto. Pero es el efecto que se usa en los cabezales que leen los discos rígidos de las computadoras. Son materiales que están formados por capas. Y bueno, se controla justamente el crecimiento de esas capas alternando dos o tres capas atómicas de un material con otro, buscando optimizar este efecto. Es un efecto que sirve para un montón de aplicaciones.

–¿Cómo cuáles?

–Los sistemas magnéticos se ven en nuestra vida cotidiana en muchas ocasiones (basta con pensar en las tarjetas de los bancos o en los tubos que se usan en la extracción de petróleo). Para detectar fisuras en esos tubos uno podría llegar a usar este tipo de materiales. Lo que buscamos es entender el efecto, qué características tiene, para después diseñar materiales mejores para las aplicaciones en los distintos campos. De todas maneras, recalco, nuestra tarea es entender fenómenos, es investigación básica. Diseñamos circuitos...

–Siga, siga... no sé qué preguntar.

–Y vemos qué ocurre cuando uno achica el tamaño, porque las propiedades físicas cambian y empiezan a aparecer nuevos ingredientes, que son los que nosotros tratamos de entender: cuando los electrones se encuentran con un espacio muy chiquito para circular, el efecto de las superficies sobre las interfases empieza a aumentar, porque su peso es mayor en relación con el volumen. La superficie es enorme con respecto a los átomos que hay adentro.

–¿Y entonces?

–Lo que nos preguntamos es cómo se acomoda la superficie, qué pasa con la estructura electrónica cuando se engancha una capa con otra capa atómica, qué pasa con los electrones dentro de esa interfase, cuando encuentran esos materiales. El apilamiento de las capas no es perfecto, hay defectos de apilamiento de esos átomos, por lo cual los electrones se encuentran con una topografía diferente. Esencialmente hay fenómenos intrínsecos de cómo cambian las propiedades electrónicas de superficie y aparecen también estos defectos. Uno puede hoy en día depositar capa por capa de los átomos.

–¿Capas de un solo átomo de espesor?

–Sí, un solo átomo a lo largo del material. Hoy en día se pueden depositar fracciones de capa también, apilándolas de a una. Uno puede sacar superficies relativamente buenas pero no perfectas.

–¿Y qué pasa?

–Pasan muchas cosas que uno descubre cuando mira los resultados. A veces uno fabrica un material para buscar cierta propiedad y resulta que, cuando se los hace chiquitos, cambia. Y no es lo mismo cuando uno achica un metal que cuando achica un material aislante: las propiedades son diferentes, la estructura es diferente. Entonces aparecen nuevos fenómenos. Nosotros ahora estamos estudiando unos materiales que son metálicos y magnéticos a temperatura ambiente (lo cual puede ser muy interesante para aplicaciones). Cuando los hacen en capas pueden dejar de ser magnéticas, puede haber zonas magnéticas y no magnéticas.

–¿Y por qué piensa que pasa esto? Una especulación. Discúlpeme, pero tengo que ir cerrando porque si no el diagramador me mata.

–En realidad, ya no es especulación, se sabe bastante. A partir de los resultados empezamos a pensar cómo explicar eso. Cada vez que estudiamos algo tenemos que adaptarnos al nuevo material y entenderlo, porque cada material es un mundo.

–Un mundo material. Pero ahí viene el diagramador y es mejor que no nos pesque. Lamento que esto se haya convertido en un nanodiálogo.

–Bueno, en cierto modo pega.