CONTRATAPA

¿Por qué los odian tanto?

 Por Juan Gelman

“Impresiones de Estados Unidos” se titula el informe del Instituto árabo-estadounidense (AAI, por sus siglas en inglés) de Washington sobre la encuesta que realizó con Zogby International en seis países árabes. Se dio a conocer el viernes 23 de julio y no son muy halagüeñas las impresiones ésas: las de 3268 personas de diferentes grupos étnicos y religiosos entrevistadas en Jordania, Líbano, Marruecos, Arabia Saudita, los Emiratos Arabes Unidos –todos aliados de Washington en la llamada guerra antiterrorista– y Egipto manifiestan que la poca simpatía pronorteamericana existente antes de la invasión a Afganistán e Iraq declinó abruptamente en los dos últimos años. Las opiniones favorables a la gran potencia mundial, que en el 2002 oscilaban entre el 11% en los Emiratos y el 38% en Marruecos, son hoy del 2% en Egipto y el 20% en Líbano, el índice más alto. No parece que W. Bush haya ganado las “mentes y corazones” árabes que pensaba ganar con el derrocamiento de los talibanes y de Saddam Hussein.
“No sé por qué nos odian tanto”, se lamentó alguna vez el mandatario estadounidense. Ese porqué puede hallarse en los resultados de esta encuesta (www.aaaaiusa.org), seguimiento de la que el AAI realizara dos años atrás. En las seis naciones se aprecia mucho la ciencia, la tecnología, los productos, las películas, la educación y al pueblo de EE.UU., pero se condenan las políticas que su gobierno propina a los árabes en general, y a los palestinos y a los iraquíes en particular. En el primer caso, los juicios desfavorables van del 85% en Arabia Saudita al 90% en Marruecos; en el segundo, del 89% en Jordania al 95% en Arabia Saudita, lo que entraña obviamente una clara censura al apoyo que Washington presta a Israel; el rechazo a la invasión de Iraq varía del 91% en los Emiratos al 98% en Marruecos. El antiyanquismo árabe no se origina entonces en el meneado “choque de civilizaciones y culturas”, o en “el odio árabe a los valores estadounidenses”, sino en las prácticas colonialistas que padece el mundo árabe. El cual tampoco cree en el ejercicio “antiterrorista” de W. Bush: lo impugna del 76% en Jordania al 96% en Arabia Saudita.
Para Shibley Telhami, titular de la cátedra Anwar Sadat de la Universidad de Maryland (www.bsos.umd.edu/sadat), “colapsó la confianza en EE.UU.” respecto del Medio Oriente y ha caído a un nivel tan bajo que aunque John Kerry ganara las elecciones de noviembre le sería muy difícil remontarlo. Esta afirmación sintetiza las conclusiones de la encuesta centrada en la cuestión iraquí que esa instancia universitaria llevó a cabo en mayo de 2004 en Jordania, Marruecos, Líbano, Arabia Saudita y los Emiratos Arabes Unidos. El entonces anunciado “traspaso de soberanía” a un gobierno provisional iraquí fue considerado “un mero cambio cosmético” por el 60% promedio de los 2586 encuestados, “otro factor de caos” por el 22% y sólo del 2% de sauditas al 16% de libaneses pensó que era “un cambio positivo”. Cuatro de cada cinco de los interrogados tienen al parecer ideas muy diferentes de las de Bush en materia de soberanía.
La Casa Blanca reitera una y otra vez que ahora el mundo es más seguro. El agredido mundo árabe no comparte tal voluntarismo: a la pregunta de si la guerra de Iraq aumentaría o reduciría las actividades terroristas contra EE.UU., casi el 80% promedio respondió que las incrementaría. Se vio en Madrid. La mayoría se muestra escéptica ante las perspectivas democráticas que tanto celebra W. Bush: del 57% de libaneses al 82% de marroquíes entrevistados previó que habría menos democracia en Iraq, como las tropas ocupantes y las autoridades iraquíes instaladas por Washington no tardaron en demostrar. Para esa mayoría tampoco es verosímil que EE.UU. invadiera Iraq para librarlo de la opresión husseinita y llevar paz y estabilidad al Medio Oriente: pondera que los móviles “extremadamente importantes” y “muy importantes” fueron otros. Del 45% de sauditas al 88% de marroquíes opinó que la verdadera razón es el petróleo; del 47% en Arabia Saudita al 73% en los Emiratos, que el objetivo fue debilitar el universo musulmán; del 44% en Arabia Saudita al 82% en Líbano y Marruecos, que es una acción destinada a proteger a Israel; del 43% en Arabia Saudita al 77% en Marruecos y los Emiratos, que EE.UU. busca dominar al Islam.
“¿Le parece que el pueblo iraquí está mejor o peor después de la guerra, o las condiciones son más o menos las mismas que antes de la guerra?”, preguntaron los encuestadores. Respuestas: peor que antes, el 83% promedio; mejor que antes, el 2%; más o menos como antes, el 12%. Y una pregunta clave que confirma lo registrado en el sondeo del AAI: “¿Diría usted que su actitud hacia EE.UU. se debe sobre todo a los valores estadounidenses o a las políticas estadounidenses en el Medio Oriente?”. Sólo del 9% en los Emiratos al 18% en Marruecos dijo que sí a lo primero. El 80% promedio indicó lo último.
“Es la política, estúpido”, declaró el director ejecutivo del AAI, James Zogby, cuando presentó los resultados de la encuesta. Repetía una frase hecha que circula en los ámbitos políticos de Washington y no la dirigía a nadie en particular. ¿O sí? A W. Bush le gusta repetir que los sentimientos antinorteamericanos del mundo árabe expresan su hostilidad a los valores morales y culturales de EE.UU., a ser “quienes somos”. Pero esos sentimientos también recorren América Latina y –que se sepa– no lo hacen en camello.

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