DEPORTES › EMPATO SIN GOLES CON GIMNASIA EN SALTA Y QUEDO ELIMINADO
Boca dijo chau a la Sudamericana
Tenía que vencer por dos goles para ir a los penales, pero ni siquiera pudo ganar el partido. Le faltaron ideas, careció de fútbol, no supo quebrar a un rival parado de manera conservadora, que finalmente pasó a la segunda ronda de la Copa.
Boca debe mirar hacia adentro para encontrar responsabilidades por esta segunda eliminación de la temporada, después de la Copa Libertadores, en esta Copa Sudamericana, al empatar sin goles con Gimnasia en Salta. Si subestimó al torneo, o si el equipo que asumió el compromiso no estuvo a la altura de las circunstancias, es una cuestión que técnico, plantel y dirigentes deberán discutir. Lo cierto es que, más allá del rédito económico que esta Copa televisiva pudiera haberle dejado, para jugar de la manera en que Boca lo hizo en sus dos presentaciones en este torneo, más vale haber terminado pronto...
El equipo de la Ribera tenía que remontar una desventaja de dos goles, pero el entrenador Oscar Tabárez insistió con el equipo que perdió en La Plata, sin la mayoría de los titulares que hicieron ascender a Boca hasta el segundo puesto en la tabla del Apertura. ¿Subestimación? Más bien pareció cuidado: para no arriesgar a los jugadores más valiosos en una campaña que no arrancó bien, y de paso darle partidos a jugadores que los precisan: caso número uno, Roberto Sosa.
Pero el Pampa y su corte de ombúes no acertaron a generar un proyecto sustentable (para estar a la moda) de fútbol. Se la pasaron tirando pelotazos sin ideas, mientras Sosa se dedicaba a mirar los centros que le llovían desde la derecha sin levantar siquiera los talones del piso. Mal podía Boca remontar una ventaja cualquiera en semejantes condiciones.
A Gimnasia le interesaba menos el juego que el resultado; a Boca también, pero como tenía que conquistar al menos dos goles, necesitaba jugar más que el equipo de La Plata. Y no supo.
Los “visitantes” (Boca fue “local” en Salta a cambio de 100 mil pesos) no tuvieron pruritos: despejes fuertes, altos, lejanos. Turienzo y Enría, allá arriba, esperaban su posibilidad, y la defensa de Boca hizo lo posible por dárselas.
El partido pintó, inclusive, durante largo rato para tragedia: Gimnasia parecía más cerca de la apertura, vía contragolpe, que Boca, sometido al torpe desempeño de Sosa, la inoperancia de Estévez, la tibieza de Pérez. Solo Donnet, con sus remates de larga distancia, intentó poner algo de luz en la tiniebla del ataque boquense.
Los arrestos de entusiasmo de Boca duraron, en el segundo tiempo, un cuarto de hora; en ese lapso, Sosa estrelló en el palo un jugadón de Estévez. Los salteños deliraron cuando Tabárez mandó a la cancha a Tévez, con media hora por delante, y luego al cambiar a Bracamonte por Sosa, a 20 minutos del final. Tévez insinuó con un par de jugadas excitantes –Olave le tapó con el pecho una clara situación– pero los últimos 15 minutos volvieron a ser los del primer tiempo. Insoportables.