–Usted dirige a San Martín de Tucumán desde enero del 2004, ¿cómo se logra tanta estabilidad en un fútbol donde existen tantas urgencias?

–Hay que tener en claro qué es lo que uno quiere, ser paciente y planificar. Cuando llegamos a San Martín, el club estaba en convocatoria de acreedores, jugando en la Liga de Tucumán. Pero había un plan de los dirigentes para volver en dos años al Torneo Argentino A. Empezamos con jugadores de las inferiores y sumando algunos refuerzos, los resultados nos acompañaron y cumplimos el objetivo. Después, en la B Nacional, la cosa fue distinta, armamos otra estructura, trajimos refuerzos de mayor jerarquía, pero fuimos siempre de a poco, estuvimos una temporada sumando para tener un buen promedio, y cuando vimos que podíamos, nos tiramos al ascenso... Y acá estamos.

–¿Lo sorprendió el haber tenido un arranque tan bueno en un campeonato de Primera?

–Un poco sí. Creo que tuvimos la suerte de encontrar rápido el equipo y que los jugadores entendieran rápido el mensaje: tener equilibrio, defender con orden, manejar bien la pelota y salir a buscar siempre el triunfo. Esa idea de juego fue la que buscamos poner en práctica en cada partido, y hasta ahora no nos salió mal.

–Logró cuatro ascensos consecutivos, ¿se anima ahora a soñar con clasificar para alguna competencia internacional?

–Hay que ir despacio. La gente en Tucumán está muy ilusionada, pero lo que les digo siempre a los jugadores es que no tenemos que desviarnos del objetivo principal que nos fijamos: sumar 50 puntos a lo largo de la temporada para asegurarnos nuestra presencia en la categoría y no sufrir con el tema del promedio para el descenso. Esa es la prioridad.

–¿Se acortaron las diferencias de nivel entre la B Nacional y la Primera?

–Puede que se hayan acortado un poco, pero todavía son importantes. En esta categoría se juega mejor y más con la pelota, se la traslada menos y todo es más dinámico. La prueba está en que nosotros, si bien mantuvimos muchos jugadores del plantel que consiguió el ascenso, tuvimos que realizar varias incorporaciones para estar a la altura de los demás equipos.

–¿Usted cree que es cierto eso de que el fútbol argentino se emparejó hacia abajo?

–Para mí, no. El campeonato argentino es muy difícil... Claro que tenemos problemas de infraestructura y muchos jugadores que emigran, pero el nivel sigue siendo bueno, prueba de ello es la cantidad de futbolistas que todos los años son transferidos a distintas partes del mundo.

–Muchas veces se habla, en los clubes, de implementar proyectos, pero después, ningún entrenador continúa en su cargo si pierde tres partidos seguidos. ¿Cómo se sale de esta lógica?

–Tiene que haber un convencimiento, una fidelidad con una idea. Primero del entrenador, luego de los dirigentes que tienen que apoyar un proceso y también de los jugadores. Si esas cosas se dan, se puede hablar de un proyecto. Claro que los resultados tienen que acompañar, pero lo más importante es la convicción. Acá, en San Martín también hubo momentos difíciles, pero se superaron porque siempre hubo respaldo, por eso se llegó tan lejos.

–Con tantos logros en su haber, debe ser difícil para los dirigentes de San Martín decirle a usted que no... ¿Es así?

–Nunca me creí el dueño de la verdad. Soy un trabajador del fútbol. Propongo, me escuchan, pero en las decisiones institucionales no tengo injerencia. Eso le corresponde al presidente, Rubén Ale.

–La mayor parte de su carrera como técnico la realizó en equipos del interior. ¿Cree que se merece una oportunidad en un club de Buenos Aires?

–Ya llegará. Trabajé en 2003 en Huracán y no me fue bien. Por eso, algún día me gustaría volver a Buenos Aires y tener otra oportunidad, pero tampoco me vuelvo loco. Por ahora, estoy tranquilo y cómodo en Tucumán y creo voy a seguir acá por unos años más.