Jueves, 25 de septiembre de 2008 | Hoy
EL PAíS › OPINIóN
Por Raúl Kollmann
Algunas preguntas sobre el primer testimonio de Guido Alejandro Antonini Wilson.
1 Antonini dice que la valija no era suya. Sin embargo, cuando la agente de la Policía de Seguridad Aeroportuaria y el inspector de la Aduana preguntan de quién es la valija, él se presenta como el dueño. ¿Por qué?
–En primer lugar, el sentido común. ¿Por qué alguien va a decir que una valija es suya si no lo es? Si, como dice Antonini, la valija era de Claudio Uberti, la lógica consistía en esperar que el funcionario dijera que la valija era suya. En la causa judicial argentina, María Luján Telpuk (de la PSA) y Jorge Lamastra (Aduana) coinciden en que percibieron una especie de adoquines de papel a través del scanner, preguntaron de quién era la valija y Antonini dijo inmediatamente que era suya.
2 Antonini afirma, y el fiscal Tom Mulvihill y el FBI lo tomaron como propio, que él ni siquiera sabía lo que contenía la valija. ¿Es cierto?
–Telpuk y Lamastra testificaron al unísono que Antonini primero dijo que llevaba libros en la valija, después argumentó que eran papeles y finalmente que llevaba 60.000 dólares. Es obvio que sabía cuál era el contenido del equipaje porque no hubiera mentido tres veces. Por otra parte, la lógica es que cuando a uno le preguntan el contenido de una valija que no es propia y la quiere hacer pasar, contesta que trae ropa, efectos personales. Antonini afirmó que traía libros, algo que en el scanner se ve bastante parecido a los billetes. Cuando le preguntaron a Antonini por qué se refirió a libros si no conocía el contenido, argumentó que la valija le pareció muy pesada. Otra vez Telpuk y Lamastra coinciden en que la valija llegó al scanner traída, junto con el resto del equipaje, en un carrito empujado por un empleado de la aerolínea, Eduardo. Es Eduardo el que pone el equipaje sobre la cinta, pasa por el scanner y recién allí preguntan por el dueño de la valija. Es decir que Antonini, como los demás pasajeros, no tuvieron contacto con los equipajes en Aeroparque. Por lo tanto, si sabía que era pesada, 16 kilos, lo sabía desde Venezuela y eso indica que conocía lo que había adentro.
3 ¿Qué sucedió cuando se abrió la valija?
–Antonini siguió diciendo que la valija era propia. Cualquier persona, a la que le dan una valija que no es suya y ve que dentro hay semejante suma de dinero, reacciona y dice: “La verdad que la valija no es mía, no tengo nada que ver con esto”. Más todavía si considera que lo traicionaron. El venezolano-norteamericano se presenta en el tribunal de Miami como un tierno animalito que fue burlado en su buena fe y en esa lógica parece cantado que debería haber dicho, ante la aparición de los dólares, que ni el dinero ni la valija eran suyos.
4 Antonini dice que firmó el acta porque estaba cansado y se quería ir de Aeroparque.
–El valijero venezolano-norteamericano no es un muchacho joven, empleado dócil de un funcionario. Es un empresario millonario, con gigantescos y oscuros negocios en Miami, Venezuela y Uruguay. La idea de que le pidieron que pase una valija no parece encajar con ese cuadro. Aun así, ante la aparición de los 800.000 dólares que él afirma que no son propios, lo más llamativo es que haya firmado el acta en la que dice textualmente que el dinero es de él y que lo traía para hacer una inversión. El argumento de que estaba cansado y se quería ir de Aeroparque parece menos que creíble: ningún empresario firma un acta en la cual se compromete a sí mismo con dinero oscuro, que salió de Venezuela sin registrarse y entraba de la misma manera a la Argentina.
5 Antonini afirma que Diego Uzcátegui le preguntó por la otra valija, la de los 4.200.000 dólares.
–En las 300 páginas de grabaciones que registró el FBI hay una referencia muy lateral, hecha por el propio Antonini, a otras valijas y en ningún caso a otra en el mismo viaje. Dice el Gordo, hablando con sus amigos venezolanos-norteamericanos en el restaurante de Fort Lauderdale: “Diego Uzcátegui sabía que estaba mandando esa plata para esa mierda. Y él me dijo ‘yo de esos viajes he hecho muchos. Y el ministro Rafael Ramírez también’”. Si había otra u otras valijas era un tema que al FBI le resultaba más que interesante; sin embargo, no hay ninguna referencia, ninguna insistencia sobre el tema en las horas y horas de grabaciones en las que Antonini trataba de involucrar a sus amigos. Desde el punto de vista de la causa argentina, hay una contradicción que por ahora no se pudo aclarar. Según Telpuk, todas las valijas del vuelo fueron pasadas por el sca-nner. Eduardo, el empleado de Royal Class, las bajó del avión, las puso en un carrito, las transportó hasta la cinta y las puso allí. Según el hombre de la Aduana, Lamastra, el sistema consistía en que se scaneaban algunas valijas sí y otras no. Sin embargo, tampoco parece posible meter 4.200.000 dólares en una sola valija como refiere Antonini. Los 800.000 dólares, que venían en billetes de 50, pesaron 16 kilos, de manera que 4.200.000 hubieran pesado más de 80 kilos. Con billetes de la misma denominación, se requería pasar dos valijas muy grandes, especiales, de mucha dificultad para levantar, de 40 kilos cada una. En billetes de cien dólares, sería una valija de las especiales.
6 Antonini dice que mantuvo una reunión con Uberti en el hotel Sofitel el domingo 5 de agosto, más de 24 horas después de que se descubrieron los 800.000 dólares. Y allí también Diego Uzcátegui le reclamó por la valija de los 4.200.000 dólares.
–Los fiscales Mariano Borinsky y María Luz Rivas Diez hicieron un detallado análisis de las llamadas de Uberti, Antonini y Uzcátegui desde mayo hasta el 9 de agosto de 2007. Es más, detectaron tres llamadas de Victoria Bereziuk, secretaria de Uberti, a Antonini cuando éste ya estaba en Uruguay. Los fiscales determinaron dónde estuvieron los protagonistas a lo largo de los días clave, en especial en la madrugada y durante todo el 4 de agosto, día en el que llegó el avión, el domingo 5 y el lunes 6. En ningún momento se concretó esa reunión. Uberti, por ejemplo, estaba en Pilar aquel domingo a la noche. Al menos en términos de la causa argentina, Antonini miente sobre ese encuentro.
7 Antonini dice que estuvo en Casa de Gobierno el lunes 6, cuando se firmó el acuerdo energético Kirchner-Chávez.
–Existen indicios que no permiten descartar que ese dato sea cierto, básicamente por dos razones. La primera, porque la secretaria de Uberti, Bereziuk, dice que vio a Antonini en Casa de Gobierno. La testigo sostiene que había dos ámbitos: uno en el que estaban los presidentes y los principales funcionarios y otro en el que se agrupaban empresarios, en especial venezolanos. Bereziuk vio a Antonini en este segundo salón. El otro dato es que Diego Uzcátegui, el vicepresidente de Pdvsa, también estaba allí y ninguno de los dos figura asentado en los registros de entrada de la Casa Rosada. Ambos elementos podrían llevar a la conclusión de que es posible que los dos venezolanos hayan estado con los empresarios de su país en aquel acto, ya que la entrada fue muy descontrolada, tal como señala el juez Daniel Petrone.
Se puede debatir-especular con que el dinero era para una coima, una campaña electoral, negocios de los prófugos Uzcátegui-Antonini en Uruguay–Venezuela-Argentina-Miami o una jugada para sacar el dinero de Venezuela donde hay un estricto control de cambios y encaja perfectamente sacarla en efectivo. Resulta ya más difícil hacerlo sobre que la valija era de Antonini y él conocía perfectamente el contenido.
A ningún criminalista le extrañaría que si al Gordo Valor lo atrapan a la salida de un banco con una mochila con 800.000 dólares, diga que el dinero no es de él y que ni sabía que la plata estaba en la mochila. Lo que impacta es que un fiscal y el FBI protejan al Gordo Valor y sustenten que el dinero no era de él y que el pobre no sabía lo que le pusieron en la mochila.
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