Miércoles, 17 de diciembre de 2008 | Hoy
DEPORTES › OPINION
Por César R. Torres *
Después de un período de prueba en el Campeonato de Primera B Nacional, la Asociación del Fútbol Argentino ha resuelto implementar el Sistema de Señalización por Aerosol en el Clausura de Primera División que comenzará en febrero del año próximo. La medida había sido aconsejada por su Dirección de Formación Arbitral. El aerosol le permite al árbitro realizar marcaciones sobre el terreno de juego en el lugar donde debe colocarse la pelota y la barrera en un tiro libre. Estas se desvanecen entre 45 segundos y dos minutos luego de haber sido realizadas.
Es posible defender la implementación del Sistema... argumentando que al prevenir el adelantamiento de la barrera en los tiros libres y las frecuentes e innecesarias disputas al respecto, se preservan las condiciones de justicia propugnadas en el reglamento y se aumenta el tiempo efectivo de juego. Quienes tradicionalmente se han opuesto a la intromisión “tecnológica” en el arbitraje parecen no objetar al novedoso sistema de señalización: el aerosol probado reputa ser confiable, es fácil de usar y transportar, está en control del árbitro y todo rastro de su uso desaparece rápidamente. Las ventajas son innegables.
Más allá de su conveniencia, la implementación del Sistema... resalta las contradicciones en torno de la incorporación de “tecnología” en el arbitraje. Considérese el caso de la Tecnología de Línea de Meta. Al determinar si la pelota traspasó la línea de meta, este sistema evita la sanción de goles “fantasmas”. A pesar de que elimina una fuente de injusticia en el fútbol y de que las múltiples pruebas fueron exitosas, la International Football Association Board (IFAB), asociación encargada de estudiar y modificar las reglas del fútbol, decidió en marzo de este año poner en suspenso su aprobación. De la misma manera, el IFAB ha rechazado el uso del video como prueba para sancionar la simulación de faltas una vez finalizado el partido.
Dada la reticencia que las autoridades futbolísticas han demostrado hacia la utilización de tecnología que facilite y mejore el arbitraje, la implementación del aerosol constituye una medida sorprendente y sugestiva. Esta plantea la necesidad de indagar cuál es la racionalidad que permite adoptarlo al mismo tiempo que se suspende la aprobación de la Tecnología de Línea de Meta y se rechaza el video como herramienta para sancionar la simulación de faltas al concluir el partido.
En el fondo, la cuestión es clarificar el rol que la tecnología debería ocupar en el arbitraje. Para ello se requiere clarificar qué se entiende por “tecnología” y cómo se define el buen arbitraje. Estos asuntos están lejos de ser evidentes y de no ser articulados coherentemente, las contradicciones no cesarán. Hasta tanto, las medidas adoptadas serán inconexas e inconsistentes, aunque en algunos casos efectivas.
Aquellos que impugnan la intromisión “tecnológica” en el arbitraje bajo el pretexto que minimiza la capacidad y la autoridad humana harían bien en recordar cómo el silbato potencia la tarea del árbitro. Y ni hablar de las tarjetas amarilla y roja.
* Doctor en filosofía e historia del deporte. Docente en la Universidad del estado de Nueva York (Brockport).
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