DEPORTES › COMO APLACAR UN DAKAR QUE SE COBRA MUCHOS ABANDONOS EN CADA ETAPA

Menos rigor y más excepciones

Para que pueda llegar la mayor cantidad de competidores a Buenos Aires acortan tramos y permiten inesperados reenganches.

Los rigores del Dakar 2009 dejan más rivales por el camino de los que quieren los organizadores, que están decidiendo a cada momento reducir las exigencias, y provoca situaciones insólitas, como lo que le sucedió al cordobés Gabriel Pozzo, e injustas. La dureza de la prueba motivó a la organización a permitir un confuso reenganche de alrededor de unas 20 tripulaciones, para evitar que las filas de la competencia quedaran en exceso raleadas y las quejas de quienes no pudieron acceder a ese beneficio, como sucedió con el uruguayo Fernando Arrieta. A Copiapó, final de la novena etapa, continuaban arribando anoche tripulaciones rezagadas: debido al calor, el piso de arena del final de la etapa se puso inestable, aumentando el riesgo de transformarse en una trampa gigantesca para competidores que a esa altura estaban demasiado cansados, acortaron los últimos 20 kilómetros del especial, terminándolo después de 430 kilómetros de esfuerzo.

El Dakar sufrió horrores con las últimas dos etapas en territorio argentino, las que atravesaron las dunas del Nihuil. Allí quedaron más vehículos de lo que la organización estimaba. Uno de los pilotos que sufrió problemas fue el cordobés Gabriel Pozzo, el segundo piloto argentino con más posibilidades después del mendocino Orlando Terranova, que corría con una Mitsubishi Montero del Tango Rally Team, el equipo propiedad de David Nalbandian, y navegado por la francesa Stephanie Fenestraz.

Cuando el motor, castigado en las dunas, se plantó en la largada de la séptima etapa, en Mendoza, Pozzo y parte del equipo regresaron a Córdoba, mientras la Fenestraz seguía la caravana con la 4x4, reparada a medias, rumbo a Valparaíso. Fue así que al día siguiente, el sábado 10, el único día de descanso del Dakar, la navegante francesa descubrió con sorpresa que la organización de la carrera mantenía al Mitsubishi Nº 345 en la lista de los autos que podían largar la octava etapa, al día siguiente, rumbo a La Serena. La ASO había permitido que unas 20 máquinas de equipos particulares pudieran reengancharse, pese a no haber completado la séptima etapa, para engrosar la fila de partida. De hecho, en la web oficial de la prueba, Pozzo y Fenestraz figuran como 105º clasificados en la séptima etapa, entre Mendoza y Valparaíso, ¡que nunca corrieron!

Mágicamente clasificado en la 77ª ubicación de la general, Pozzo se puso en marcha desde Córdoba rumbo a Chile, con unos 1200 kilómetros de recorrido por delante. Salió el sábado, pero llegó a las 16.30 horas del domingo, cuando debía haber partido en carrera a las 14. ¿Resultado? No pudo largar la etapa.

De todas maneras, la Mitsubi-shi Montero se puso en marcha rumbo a La Serena. Allí, el cordobés y Fenestraz intentaron reengancharse otra vez, para hacer la etapa de ayer. Esta vez fue Etienne Lavigne, el presidente de ASO, el que rubricó la negativa. “Esta carrera es un chiste –se quejó Po-zzo en La Voz del Interior–. El sábado estaba en mi cama, después de dormir siete días en una carpa, ya con la cabeza afuera de todo y me llama Stephanie. para volver. A esa altura, ya no tenés ganas. Es un chiste.” La vuelta no tuvo final feliz. “Esto no es una carrera, es una bomba para la cabeza. La organización es un desastre”, agregó. “No es posible que nos enteremos por casualidad de que podemos seguir compitiendo. La cabeza ya está desconectada, procesó el abandono y se relajó.”

La aplicación del reenganche “alcanzó a los pilotos que pasaron el punto de control número 1 de la etapa 5 (Neuquén-San Rafael) y habían largado la etapa siguiente (San Rafael-Mendoza) –explicó un comisario deportivo de la prueba llamado Gonzalo Concha–. Pero fue algo especial por los problemas que tuvimos, esto no quiere decir que se vaya a aplicar nuevamente este sistema. Se hizo una excepción con los vehículos privados para no dejarlos afuera. Esta norma se estableció por los problemas que originó la tormenta que azotó en San Rafael”.

No todos se beneficiaron con esa medida. El uruguayo Fernando Arrieta, que navegaba a su hermano Guillermo sobre el Kia Nº 476, se sintió perjudicado. “Un montón de pilotos abandonaron la ruta de la carrera y se fueron por asfalto a San Rafael –explicó ayer el uruguayo en Radio Rivadavia– y los autorizaron a seguir. A nosotros, que intentamos completar el tramo más duro, nadie nos avisó que podíamos reengancharnos. Creo que la organización nos debe una explicación, gastamos mucho tiempo y dinero en la preparación de la competencia para terminar así.”

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Carlos Sainz lidera la clasificación general.
 
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