River volvió al triunfo, luego de cinco partidos. Con el debut de Angel Cappa como entrenador, el conjunto de Núñez se impuso 2-1 a Godoy Cruz y no le permitió sostenerse en la punta. Ariel Ortega y Paulo Ferrari anotaron los tantos de River, adonde regresó Diego Buonanotte.

River salió a jugar con un espíritu renovado. Un poco por el desgaste que ya había con Astrada y otro poco por la nueva propuesta de Cappa, los primeros minutos mostraron a un equipo diferente del de los últimos encuentros. Con mucha presión en el medio, con más ganas y con una mejor circulación de pelota, River se encargó de maniatar al conjunto mendocino y lo arrinconó contra el arco de Ibáñez. Y a partir de algunos toques de calidad de Ortega, generó varias situaciones, pero le faltó eficacia para convertir. Además, tampoco tuvo fortuna, sobre todo por un clarísimo penal de Carlos Sánchez a Ortega, que Lunati ignoró.

El problema para River apareció de mitad de cancha para atrás. Ante un rival con un gran manejo de pelota, los espacios que dejaban sus defensores en su intento de achicar, provocaban huecos difíciles de cubrir. Por eso, la sensación que dejaban los visitantes era que en cada ataque podían quedar mano a mano con Vega; sólo hacía falta que tuvieran precisión en el último toque. Y esa precisión apareció a los 32 minutos, cuando Sánchez trepó por la derecha y cedió al medio para Higuaín, que definió de primera para batir a Vega.

El gol fue un mazazo muy grande para River, que había jugado una muy buena media hora inicial. Entonces, empezaron las dudas, que motivaron que Godoy Cruz creciera con su toque lateral y ya no pasara tantos sobresaltos en la última línea. Incluso, el hasta ayer líder casi aumenta a través de Carranza, pero su remate cruzado se fue cerca.

Recién al ingreso de Buonanotte, con su gambeta y su habilidad, sirvió con inyección anímica para el equipo de Cappa. Y gracias al volante, River volvió a llegar con peligro hasta Ibáñez, con dos acciones personales suyas. Cuando parecía que ese efecto comenzaba a apagarse, River aprovechó dos errores defensivos para dar vuelta el resultado. Primero, Pereyra le robó la pelota a Martínez y llegó al fondo para cederle el gol a Ortega, que apareció por el medio para tocar con el arco vacío. Y casi de inmediato, Olmedo quiso jugar atrás con Curbelo, pero el pase fue largo y le cayó a Ferrari, que se había quedado sentido en una jugada anterior. Claro que el lateral no dejó pasar el regalo, se llevó el balón y eludió a Ibáñez para convertir el segundo gol con un toque de zurda.

A partir de la ventaja, River recuperó la autoestima y justificó el triunfo con un juego lucido, que despertó los aplausos de su gente. Incluso generó varias ocasiones para aumentar, pero le faltó precisión en la definición, aunque controló bien la pelota y llegó al final sin problemas ante un rival que no pudo generar ninguna chance para igualar.