Sábado, 29 de mayo de 2010 | Hoy
DEPORTES › MAYER CAYó ANTE CILIC Y ZEBALLOS NO PUDO HACER NADA FRENTE A NADAL
El correntino dio una dura batalla ante el croata, que terminó venciéndolo en el quinto set. En cambio, el marplatense sufrió de lo lindo ante el número dos del mundo y máximo candidato al título, que lo despachó en sets corridos.
Con la derrota de ayer del correntino Leonardo Mayer en la tercera ronda del Abierto de Tenis de Francia, la legión argentina no contará con representantes en la segunda semana del único torneo del Grand Slam que se juega sobre polvo de ladrillo, su superficie preferida. Desde que hace casi dos décadas una nueva generación de jóvenes tenistas argentinos, herederos de Guillermo Vilas, hiciera irrupción en el circuito profesional, siempre han sido firmes animadores, sobre todo en el complejo de Roland Garros. Sin embargo, dos años atrás, en 2008, hubo un primer llamado de atención, cuando todos los representantes abandonaron la competición antes de tiempo.
La edición 2004 del torneo, la de aquélla “extraña” final entre Gastón Gaudio y Guillermo Coria, que ganara el primero, parece muy lejana en el tiempo. En esa oportunidad, tres argentinos ocuparon el cuadro final de semifinales, con el británico Tim Henman como “convidado de piedra”, mientras el tercer hombre de la Legión era David Nalbandian, quien este año no llegó a París por problemas de recurrentes lesiones.
Otro atenuante para este opaco desempeño en 2010 es que, además del cordobés, el número uno del país en la actualidad, el tandilense Juan Martín Del Potro, también fue baja por una operación en la muñeca. De esta manera, la representación nacional quedó en poder de muy buenos jugadores, pero de segundo orden en comparación con los ausentes y las actuales estrellas del circuito.
Mayer, el último argentino en competencia, perdió dejando una gran imagen ante un difícil rival, el croata Marin Cilic, número diez en la preclasificación y 12 del mundo. El maratónico encuentro duró cuatro horas y 13 minutos con un marcador final de 6-4, 3-6, 7-5, 6-7 (5-7), 6-4. El desempeño del correntino, de 23 años y 59 del escalafón mundial, fue elogiable. Más temprano, pero aún por la segunda ronda a causa de los retrasos por lluvia, su compatriota marplatense, Horacio Zeballos, un jugador llegado algo tarde al circuito (actualmente tiene 25 años), fue apabullado 6-2, 6-2, 6-3 ante el español Rafael Nadal, número dos del ranking. Pero antes, jugadores como Juan Mónaco (26º), el ascendente Eduardo Schwank o el experimentado Juan Ignacio Chela, entre otros, también salieron de Roland Garros por la puerta de atrás.
El año pasado se dio un hecho particular, cuando la representación argentina quedara casi exclusivamente en manos de Juan Martín Del Potro, Juan Mónaco, Diego Junqueira y Máximo González, todos procedentes de la escuela de Tandil. Esto, más allá del mérito de la academia dirigida por Marcelo Gómez, hace planear la duda sobre si la política y estrategia para la formación de los jugadores en el país es hoy la más adecuada.
“Es la primera vez –aseguró Zeballos luego del partido– que enfrentaba a un top-ten y encima en un court central, por eso arranqué bastante nervioso, sin poder moverme bien. Los nervios me jugaron en contra, pero más allá de haber perdido con un resultado tan claro estoy muy conforme con lo realizado porque sé que ahora puedo competir con los mejores.” El marplatense señaló también: “Este fue el mejor Roland Garros de mi carrera. Al final del partido me solté un poco y jugué mucho mejor, pero Nadal es uno de los mejores jugadores de la historia y para frenarlo o poder contrarrestar su juego necesitás jugar al máximo.”
“La gira fue muy positiva porque ganamos la Copa del Mundo en Dusseldorf, aquí pude ganar por primera vez un partido. De a poco me voy afianzando dentro del circuito, algo que no es fácil, por eso la idea es mantenerse”, reconoció el argentino, que por haber alcanzado la segunda ronda ganó 25 mil euros.
Por su parte, Mayer explicó: “Juego para estar entre los diez mejores jugadores del mundo y menos también. Uno, cuando apunta, va muy alto porque siempre llegás más abajo. Es matemático”. Relajado y contento por haber alcanzado la tercera ronda de un Grand Slam por primera vez en su carrera, el tenista bromeó y aseguró que “hay que apuntar al cero para conseguir llegar al número uno”. Mayer destacó la supremacía del juego del croata, décimo favorito del torneo: “No jugué mal. El juega muy bien. Es lo que hay”. Y aseguró que las sensaciones con las que se va de Roland Garros “son buenas. Me voy contento”.
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