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“El cambió el partido”, sentenció Wesley Sneijder. Cuando Eljero Elia, de 23 años, jugador del Hamburgo, entró en el partido contra Dinamarca, faltaban apenas 23 minutos, y Holanda ganaba por la mínima ventaja. Su ingreso le dio alas a un equipo holandés hasta ese momento muy timorato.

En ausencia de Arjen Robben, quien está restablecido de su lesión pero está falto de ritmo después de tres semanas sin jugar, y ante la falta de velocidad y profundidad en el juego de Rafa Van der Vaart, el entrenador Bert van Marwijk le dio una oportunidad a Elia, con ocho partidos de selección a sus espaldas, en la fiesta que es el Mundial de Fútbol. Y el joven no defraudó.

Mientras sus compañeros parecieron algo nerviosos por el debut, él jugó directamente sin complejos, provocando constantemente a la defensa danesa. “Mi juego es simple. Siempre trato de ir hacia adelante, al contacto con el defensa para iniciar una fase de ataque. No siempre funciona, pero no es grave, lo vuelvo a intentar una y otra vez –explica–. Acción, acción, y más acción, ése es mi juego”, adujo.

La entrada del que fuera jugador del Twente antes de su traspaso al Hamburgo, en el verano de 2009, demostró la importancia de los extremos en el sistema holandés y, por consiguiente, de alguien como Arjen Robben.

“Robben y Elia son los únicos jugadores capaces de aportar una verdadera profundidad a este equipo”, llegó a estimar Johan Cruyff. Por ahora, Bert van Marwijk está convencido hoy de esa realidad. La pregunta es si tendrá el valor de alinear a Elia (a la izquierda) y a Robben (a la derecha) el sábado contra Japón. Ojalá, por el bien del fútbol.