Domingo, 6 de marzo de 2011 | Hoy
DEPORTES › GIMNASIA CAYO 2-0 ANTE ESTUDIANTES Y SIGUE EN ZONA DE DESCENSO DIRECTO
Con Guillermo Barros Schelotto como atracción y la localía absoluta, el Lobo había preparado una verdadera fiesta, que terminó aguándole su clásico rival con goles de Gastón Fernández y Enzo Pérez.
Por Daniel Guiñazú
Ni su abrumadora condición de local en el estadio Ciudad de La Plata, ni los 35.000 espectadores que le respondían en exclusividad, ni la ausencia de Juan Sebastián Verón, ni la presencia de Guillermo Barros Schelotto salvaron a Gimnasia de la más dolorosa de las derrotas. Perdió algo más que una nueva versión de su clásico ante Estudiantes. Perdió un partido armado para ganarlo y celebrarlo de cara a su gente. Y lo perdió sin que Estudiantes se haya exigido a fondo. Un planteo sencillo de espera y contraataque y su mayor solvencia colectiva le bastaron al equipo de Eduardo Berizzo para alzarse con una victoria por 2-0 e instalarse como puntero del campeonato.
Fue tan demoledor el mazazo que la muchedumbre tripera se llamó a silencio cuando los jugadores de Estudiantes armaron una ronda en el medio de la cancha y festejaron el triunfo logrado en la mayor de la soledades. Tampoco llovieron insultos para los suyos o para el técnico Angel Cappa cuando Gimnasia abandonó la cancha derrotado. Todos estaban devastados. Porque debía ser el gran partido de la recuperación. Y terminó siendo el partido de la decepción. Por eso, a futuro, las derivaciones pueden ser imprevisibles. Gimnasia sigue en descenso directo y alguno deberá pagar esta cuenta.
Estudiantes, en cambio, elevó su autoestima tras la derrota ante Banfield y antes de su viaje de la semana a Asunción para jugar por la Copa ante Guaraní. A pedido de los jugadores, Berizzo regresó al esquema 3-4-2-1 de los tiempos de Sabella. Y eso le repuso al equipo la solidez y la confianza que parecía haber perdido. Esperando en el medio y partiendo rápido vía Enzo Pérez, Barrientos y Gastón Fernández, Estudiantes primero controló a Gimnasia y luego, lo remató de contraataque.
A los 52 minutos, Desábato despachó un pelotazo largo y cruzado que cayó a espaldas de Sapetti y de la defensa en línea que hizo Gimnasia. Gastón Fernández hizo el resto. Se escapó solo y definió al palo derecho de Sessa. Si hasta allí Gimnasia había tenido más la pelota, aunque sin demasiada peligrosidad, la desventaja se le transformó en una mochila de peso insoportable. Los nervios nublaron las mentes y ataron las piernas de todos y ni siquiera desde el banco, Cappa apretó las teclas correctas. Demoró sus cambios y cuando los hizo, no se entendieron bien para qué.
Cuando faltaban siete minutos y Estudiantes estaba cada vez más cómodo y fuerte en su estrategia, Masuero metió la mano dentro del área y Enzo Pérez, de penal, puso el 2-0 final y cerró el partido. El silencio ya era atroz en el estadio. Eran demasiado pocos los de Estudiantes como para que su alegría hiciera ruido. Y eran muchos los de Gimnasia a los que la bronca y la pena les habían cosido las bocas.
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