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La Segunda Selección argentina de Marcelo Bielsa terminó su gira norteamericana de tres partidos con su tercera victoria, justa y cómoda más allá del resultado exiguo. La actuación del equipo comenzó para brillante y se fue desdibujando. Pero siempre controló a un rival muy entusiasta aunque sin ideas. El gol de la victoria argentina lo marcó el volante Luis González, a los 8 minutos del primer tiempo, en una jugada de alta calidad elaborada junto a D’Alessandro, de muy buena actuación. Con este resultado, los de Bielsa no sólo terminaron invictos su minigira, sino que además volvieron a ganarles a los norteamericanos tras dos derrotas sufridas en los últimos enfrentamientos en los años noventa. Ahora suman cinco las victorias argentinas ante Estados Unidos en el balance general.
El equipo nacional no pasó sobresaltos para imponerse a los locales, que no lo fueron tanto en las tribunas. Una multitud de residentes argentinos, con banderas y camisetas tanto de la Selección como de diferentes equipos criollos, copó las instalaciones del Orange Bowl, cubiertas por casi 40 mil personas. El espectáculo sólo fue satisfactorio en parte, aunque los ruidosos espectadores criollos disfrutaron mucho más que los locales. Y con razón.
Pasando revista a las líneas del equipo de Bielsa, la de fondo respondió con la máxima seguridad de los tres partidos –gran segundo tiempo de Milito–, Saja no fue exigido –y cuando debió responder lo hizo– y aunque Guiñazú estuvo apurado y confuso, Battaglia fue ordenado y Lucho se desdobló bien, sobre todo al principio. En el aspecto creativo, el primer tiempo de D’Alessandro fue excelente, moviéndose muchísimo por todo el frente de ataque, con la colaboración de Milito, que se echaba atrás y a los costados, mientras los González insinuaban ser la pareja letal que fueron ante Honduras –no lo serían porque Mariano no anduvo bien– e Insúa-Guiñazú no aparecían tanto en ataque. En general, la producción fue más fluida en los primeros minutos, con dos oportunidades antes del gol; y el segundo tiempo mucho más confuso, con D’Alessandro más cansado. Sin embargo no faltaron las llegadas –dos remates en los palos– y debió ser un 2-0.
Repasando, en el inicio, ya a los cinco, un disparo de Diego Milito se fue cerca del palo derecho tras una habilitación de Mariano González. Y tres minutos más tarde Luis González clavó el 1-0 con un verdadero golazo. Lucho arrancó desde su terreno y por el medio con los yanquis retrocediendo, se la dio a su derecha a D’Alessandro, que hizo la pausa, mientras González seguía. Milito se abrió llevándose la marca del borde del área y allí la puso D’Alessandro justita: Lucho llegó suelto y sin pararla, desde afuera, definió de chanfle por arriba al palo izquierdo del arquero.
Pese a que hubo otras llegadas, lo más profundo se vio en el segundo, aunque Argentina tuvo acaso menos la pelota y el partido fue más feo. A los 13 minutos un córner ejecutado por Insúa desde la derecha fue cabeceado por Gabriel Milito y la pelota dio en el poste; Carignano –que había entrado por González– no llegó a conectar el rebote. Cinco minutos después, un manotazo de Howard le negó el gol a Carignano, que había anticipado en el primer palo tras un centro desde la derecha de D’Alessandro.
En el balance puntual, una actuación sólida con algunos momentos de buen fútbol en un partido sin relieve. En la evaluación general de los tres partidos, lo mejor fue la prueba de madurez de este Preolímpico, porque de eso se trata.



Gol: PT, 8m Luis González (A).
Cambios: ST, desde el comienzo, Carignano por Mariano González (A) y Twellman por Olsen (EE.UU); 11m García por Victorine (EE.UU.); 31m Romagnoli por Insúa (A); 32m Cunninghan por Klein (EE.UU.) y 39m Clemente Rodríguez por D. Milito (A).
Incidencia: ST, 45m expulsado D’Alessandro (A).
Arbitro: Batres González, de Guatemala.
Estadio: Orange Bowl, de Miami.