Después de once partidos sin perder, a lo largo de casi un año, el Real Madrid sufrió la primera derrota en la corriente edición de la Champions League, al caer 2-1 en el último minuto ante el Bayern Munich, en el partido de ida de una de las semifinales del torneo de equipos más prestigioso del mundo. El equipo blanco volvió a sufrir la “maldición de Munich” por jugar en un terreno en el que no ganó un solo partido de los diez que jugó, pagando caro el conformismo de su entrenador, José Mourinho, tras el tanto del empate de Mesut Özil, a media hora del final. Franck Ribery había abierto la cuenta y Mario Gómez anotó el gol del triunfo en el minuto 89.

El conjunto de Mourinho no perdía un encuentro desde la misma ronda del pasado curso ante el Barcelona, el 27 de abril de 2011, cuando cayó 2-0 como local. El Real Madrid había sumado nueve victorias y dos empates en sus once choques. En la fase de grupos ganó sus seis partidos, al Ajax (3–0 y 0-3), al Dínamo Zagreb (0-1 y 6-2) y al Olympique Lyon (4-0 y 0-2); en octavos venció uno (4-1) e igualó otro (1-1) con el CSKA Moscú; y en cuartos superó en ambos encuentros al Apoel Nicosia, 0-2 y 5-2.

Si Mourinho tenía perfectamente estudiado al Bayern, Jupp Heynckes conoce de memoria al equipo que condujo hacia la séptima Copa de Europa antes de salir por la puerta de atrás del Real Madrid. El excesivo respeto mutuo se plasmaba en el mismo planteamiento, un 4-2-3-1, y en férreas marcas a los jugadores desequilibrantes. Angel Di María jugó 80 minutos, Gonzalo Higuaín entró a los 84 por Benzema.

Tras el empate, Mourinho sacó a Özil y puso a Marcelo para ayudar a Coentrao. Pero una falla del portugués le permitió a Lahm lanzar un centro bajo, que Gómez transformó en el gol del triunfo.

“Es una derrota que no deja sensaciones negativas –dijo Mourinho, siempre provocador–. El que perdimos la temporada pasada, sabemos todos cómo lo perdimos. Ahora hemos perdido un partido con todos los condimentos, que no merecimos perder. Tenemos un partido en el Bernabeu en la vuelta. No tenemos que hacer una remontada histórica. Un 2-1 no es un resultado que quieres, pero que se puede levantar.”

El portugués volvió a hablar de los arbitrajes, en este caso del inglés Howard Webb: “Es un resultado injusto, con un primer gol en fuera de juego, pero es normal, son errores de árbitros que considero normales. No pasa nada. Soy optimista. Queda un partido difícil”.

El Bayern Munich sueña con una final de Champions League en su estadio, como está previsto, el 19 de mayo. Le queda un paso para llegar a ella. Barcelona o Chelsea podrían llegar como invitados.