Martes, 25 de septiembre de 2012 | Hoy
DEPORTES › OSCAR BONAVENA CUMPLIRíA AñOS
Si el polémico camino que eligió para su vida no lo hubiese llevado a una muerte tan temprana, hoy habría sido un día de fiesta: Oscar Natalio Bonavena, el popular “Ringo”, cumpliría 70 años.
Bonavena nació el 25 de septiembre de 1942 en Parque de los Patricios y de su amplio anecdotario quedó una frase saliente, una metáfora o una alegoría: “Cuando suena la campana estás tan solo en el ring que te sacan hasta el banquito”. Ringo fue dueño de una personalidad singular, también discutida, que tuvo su momento cumbre cuando combatió con Muhammad Ali en el Madison Square Garden de Nueva York, el 7 de diciembre de 1970.
El país entero observó por televisión –60 puntos de rating– cómo aquel muchacho con “cara y alma de niño” le hacía frente al mejor boxeador de la historia y hasta le hacía tocar las rodillas en la lona en dos oportunidades, aunque el árbitro no contara. Y aunque luego el argentino claudicó en el decimoquinto round, se ganó para siempre la consideración de los aficionados argentinos y se transformó en una “leyenda”.
Bonavena, quien en uno de sus inolvidables arrebatos compró el pase del cordobés Daniel Willington en ocho millones de pesos para cedérselo a Huracán, el club de sus amores, debutó como profesional el 3 de enero de 1964 con una victoria por nocaut ante Louis Hicks, en el Madison Square Garden de Nueva York.
El 4 de septiembre de 1965, Bonavena, con el también recordado Gregorio “Goyo” Peralta, produjo un hecho histórico para el boxeo argentino: metieron 25.236 espectadores en el Luna Park, cifra jamás superada. Fueron testigos privilegiados de la paliza que Ringo le propinaba a su rival para quitarle la corona nacional de los pesados. Al día siguiente, Peralta se sentaba a la mesa grande de Doña Dominga Bonavena, que inmortalizó sus inolvidables “ravioladas”. Peralta fue un invitado especial, dado que la rivalidad había quedado esa medianoche en el ring del Luna Park, y el vencedor compartió los ravioles de su madre, Doña Dominga, con el hidalgo perdedor, un hecho que prácticamente sólo el boxeo produce. Rivales en el ring, amigos en la vida.
Bonavena peleó con grandes figuras de la época: además de Ali, también combatió con Floyd Paterson, Zora Folley, Joe Frazier, Jimmy Ellis, George Chuvalo y Karl Mildenberger, entre otros. “No quiero ser el más rico del cementerio”, dijo Bonavena después de cobrar 100.000 dólares por la pelea con Alí, en una verdadera declaración de principios: nunca le gustó guardar el dinero. Era, más bien, todo lo contrario.
Ringo protagonizó shows musicales en la televisión, grabó discos –su hit fue “Pío Pío Pa”, del cual vendió miles de placas–, tuvo romances de revista y también fue amigo del ex dictador Alejandro Agustín Lanusse. El 22 de mayo de 1976 fue asesinado en un oscuro burdel de Nevada. El disparo del rifle Winchester accionado por Willard Ross Brymer, uno de los guardaespaldas de Joe Conforte (el dueño del burdel Mustang Ranch), hirió mortalmente a un corazón que a partir de allí se alojaría para siempre en el pecho de todo un pueblo. Eran las 6.20 de la mañana en el Oeste de Estados Unidos. A los 33 años, “la edad de Cristo”, según el decir de su madre, Doña Dominga. Las 150.000 personas que lo despidieron una semana más tarde, poblando un Luna Park que jamás se vio tan triste, ratificaron el cariño hacia el hombre que irritó al mismísimo Ali y que inmortalizó las ravioladas del fin de semana en su casa materna, que hasta dieron origen a un programa de televisión.
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