El más grande deportista ayer en el callejero no fue un piloto, sino un tenista, Guillermo Vilas, uno de los cinco grandes de la historia del deporte en la Argentina. “La velocidad siempre me gustó, estos motores me volaron los tímpanos –bromeó–. Me gusta este circuito, yo viví en Mónaco muchos años, pero sólo una vez pude ver el Grand Prix de F-1, porque coincidía con la segunda semana de Roland Garros.” Con Néstor Girolami (foto), dio una vuelta al circuito: “Lástima que no paramos en La Biela a almorzar” bromeó, antes de confesar que su ídolo fue Juan Gálvez y de opinar que “el automovilismo es más popular que el tenis porque todo el mundo tiene auto”. Con la Davis no quiso jugarse: “Ninguno se entrenó en mi complejo, no sé cómo están, no puedo juzgar” se excusó.