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La hora de la libertad
Por Enrique Escande
El nuevo entrenador “da más libertad” para jugar, es la frase que se ha impuesto entre los futbolistas de la Selección. Por “libertad” se entiende la preferencia por un juego más elaborado, menos veloz, con posesión del balón y pausas creativas, sin tanta presión sobre el rival, con un media punta dedicado a dar rienda suelta a su talento y con dos puntas netos. Uno por el medio y otro por fuera.
Con este cambio de estilo, que presuntamente se pondrá en marcha mañana, los jugadores creen que los hinchas volverán a “enamorarse” de su Selección, como ocurrió durante el ciclo de Alfio Basile (1990-1994), con más de 30 partidos sin derrotas, que tuvo su techo en el Mundial de Estados Unidos, cuando Diego Maradona dio positivo y el equipo se derrumbó moralmente.
“Bielsa y Pekerman no son iguales”, advirtió Javier Saviola cuando llegó a Buenos Aires y el miércoles afirmó que con el nuevo seleccionador “uno tiene más libertad”. Pekerman “deja jugar un poco más al futbolista”, añadió, antes de recordar que con Bielsa aprendió “a marcar más, a seguir a los defensores y a ser más constante en el juego”.
Hernán Crespo, que al llegar opinó que “no hay diferencias” entre uno y otro, terminó comentando que “con Bielsa jugaba como centrodelantero, esperando los centros y participando menos de la jugada” y afirmando: “Con el estilo de Pekerman tengo una mayor libertad”.
Según Carlos Tevez, el jugador de mayor crecimiento futbolístico de la última temporada, la Selección va a jugar ahora “con el estilo histórico argentino, que es el que le gusta a la gente. Con Bielsa teníamos un estilo europeo que, quizás, a la gente no le gustaba demasiado”.
Esteban Cambiasso, un futbolista tan amplio para jugar como para interpretar, apuntó: “Bielsa estaba convencido de su sistema. En cambio, José nunca fue rígido en cuanto al esquema. Con él en los juveniles, jugamos de todas las maneras posibles”. Juan Pablo Sorín también intentó poner un poco de equilibrio al advertir que ambos entrenadores son diferentes y que Pekerman “tiene otros gustos”, pero, dijo, “hay que rescatar el protagonismo y los deseos de ganar que tuvo Argentina en los últimos años”.
Los futbolistas saben que las entradas se venden como pan caliente, que el Monumental estará lleno y que el oro ganado en Atenas es un factor importante para la recuperación del apoyo. Ya no está Bielsa, que cosechó numerosos reconocimientos al renunciar. Está Pekerman, un librepensador del fútbol que, por más que haya sido tres veces campeón mundial con equipos Sub-20, dirigirá mañana por primera vez a un equipo de profesionales poco acostumbrados a tener “libertad” en un fútbol cada vez más cerrado e inexpresivo.
Habrá que ver si el fútbol, tal como se juega ahora, permite la “libertad” soñada, especialmente la libertad en cuanto a los resultados. Se dice que los hombres fantasiosos siempre quieren lo que está prohibido. La libertad, por ejemplo.