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Le resultó mucho más sencillo que lo que esperaba o suponía Boca. Una clara victoria sobre el Sporting Cristal, en Lima, que estaba resuelta ya al final del primer tiempo, le permite al equipo que dirige Jorge Benítez estar ya clasificado a los octavos de final de la Copa Libertadores, aunque todavía le quede un partido por disputar en el Grupo 8 del torneo, ante el Deportivo Cuenca, la semana próxima, y eso lo favorezca para darles descanso a los jugadores más importantes y exigidos del equipo, precisamente en momentos en que el torneo Clausura entra en fase de definiciones. Con este resultado, Boca suma 10 puntos, contra 7 del Sporting, 6 del Pachuca y 2 del Cuenca.
Ni los hinchas más fanáticos de Boca esperaban que el partido tuviera un cauce tan ventajoso para el equipo argentino, que se había reservado algunos futbolistas, pero que tenía en la cancha a más de medio equipo titular. Especialmente porque al comienzo el Cristal adoptó una actitud agresiva, arrinconando a su rival contra Abbondanzieri y provocando un par de sofocones.
Pero el panorama comenzó a cambiar cuando Boca cambió los ataques por los contragolpes, llevando también peligro. Y en uno de ellos, antes de cumplirse el primer cuarto de hora, Guglielminpietro quedó cara a cara con el arquero local Delgado, en cuyo cuerpo dio el remate del volante. La pelota salió del área y, a la carrera, la empalmó Pablo Ledesma. Describiendo una ligera comba, el remate pasó por entre varios jugadores y se coló en el segundo palo, decretando la apertura del marcador.
El resultado le aseguraba a Boca, además del respiro, la posibilidad de acentuar el esquema contragolpeador. El Cristal se perdió el empate en un par de ocasiones y, en las réplicas, el visitante lastimaba. Cerca de la media hora, Marcelo Delgado quedó mano a mano con su marcador Prado, enganchó para la derecha y le pegó de cachetada. La pelota se desvió en Villalta y descolocó a Delgado. Era el 2-0 que parecía sellar la suerte del encuentro.
Desorientado, el Cristal pretendió reaccionar, pero ya su rival era amo y señor del partido. Antes de que terminara el primer tiempo, dejó constancia escrita en el resultado. Corner desde la izquierda ejecutado por Palermo, cabezazo con violencia de Palermo, otro desvío, en este caso en Alberto Fernández, y nuevo gol.
El segundo tiempo sobró.