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Las figuras de mayor renombre del establishment empresario se reunieron ayer con Roberto Lavagna. Luis Pagani, Paolo Rocca, Amalia Lacroze de Fortabat, Aldo Roggio, Alfredo Coto y Arturo Acevedo, entre otros, compartieron con el ministro un plenario de la Asociación Empresaria Argentina (AEA). Eran en total unos treinta ejecutivos de las compañías más grandes del país, quienes elogiaron la marcha de la economía y la salida del default, pero también expusieron reproches y demandas. Por orden de prioridad, sus principales planteos fueron por los problemas energéticos, el aumento de la inflación, el peso de las retenciones y las protestas de los piqueteros. Lavagna retrucó en algunos casos, coincidió en otros y dejó un par de anticipos resonantes: Néstor Kirchner prepara un anuncio importante en materia energética y la evolución de los precios de este mes le permite ser “muy optimista”.
El encuentro fue en La Mansión del Hotel Four Seasons (ex Hyatt), bajo estrictas medidas de seguridad. Lavagna estuvo acompañado por su número dos, Guillermo Nielsen, y por el secretario Legal, Eduardo Pérez. Tras el almuerzo, Pagani, presidente de AEA y titular de Arcor, leyó un discurso elogioso hacia la gestión del jefe de Hacienda. “Su trabajo ha contribuido a ubicar al país en la senda de la recuperación”, le dedicó, para celebrar sus tres años como ministro. También destacó que “la culminación del canje de deuda es un hecho trascendente en la historia del país, que posibilita su reinserción en el sistema económico internacional”.
A partir de ahí, el tono cambió hacia la demanda. “Ahora es el tiempo de la inversión productiva”, introdujo, para plantear que eso “depende fuertemente de la previsibilidad y la estabilidad de las reglas de juego”. Pagani se refirió a tres aspectos: el abastecimiento energético, la suba de precios y el control de la protesta social.
La mayor preocupación de AEA, afirmó, es por el primero de esos temas. “Es necesario garantizar a la brevedad el desarrollo de la infraestructura energética”, reclamó. Lavagna sabía que la queja no era para él, sino para su poco estimado colega de gabinete, Julio De Vido. “Es un tema sensible”, concedió el ministro, y también dijo ser consciente de que se trata de un tema central a resolver. “No soy ni tan optimista como algunos (dentro del Gobierno, que dicen que está todo solucionado) ni tan pesimista como otros (empresarios, que anticipan dificultades graves)”, afirmó.
Tras ello, Lavagna adelantó que Kirchner anunciará la próxima semana “un plan de mediano plazo de infraestructura energética”. No quiso decir más, a pesar de las insistentes consultas empresarias. Sólo hizo algún comentario que permitió especular con inversiones de Enarsa en gas y petróleo.
En cuanto a la inflación, el presidente de AEA remarcó que es importante consolidar un clima de estabilidad. La entidad pide que se aplique una política fiscal y monetaria ortodoxa. Lavagna repitió en tres ocasiones que es “muy optimista” por la evolución de los precios, empezando por la de este mes. Aprovechó el tema para hacer un repaso detallado de los indicadores económicos, con sensibles mejoras en todos los aspectos. “Los resultados son tan buenos que hasta una fundación muy querida por Pagani, como la Mediterránea, coincide con nosotros” en las proyecciones optimistas, recordó el ministro.
“No aceptaremos que grupos organizados atenten contra las empresas”, sentenció Pagani en otro tramo de su discurso. Se refería, sin nombrarlos, a los piqueteros. AEA presiona al Gobierno para que refuerce el control sobre ellos, especialmente tras las manifestaciones contra Shell y Repsol. Lavagna no se metió en el tema. Por último, el dirigente empresario reclamó la eliminación de las retenciones y del impuesto al cheque. El ministro ratificó su continuidad. “No haremos nada que ponga en riesgo la recaudación”, concluyó.