El Clausura sumó un nuevo episodio de violencia. Sólo restaba jugarse el tiempo de descuento y el triunfo de River parecía no correr riesgos. Pero los hinchas de Newell’s no aceptaron una nueva derrota –la anterior fue en el debut ante Vélez– y comenzaron a arrojar piedras a la parcialidad de River. Los jugadores visitantes, preocupados porque sus familiares estaban en el sector del conflicto, alertaron rápidamente a Baldassi e incluso Marco Ruben –ex Central– le mostró alguno de los proyectiles que fueron arrojados a la cancha. “Si lo seguís, la gente se calma”, le sugirió al árbitro Nery Pumpido, entrenador de Newell’s. Pero no hubo caso. Baldassi esperó casi ocho minutos y, al no contar con las garantías necesarias para continuar el partido, optó por la suspensión. “Ruben es un jugador profesional. No puede hacer enojar a la gente de esta manera”, se quejó Germán Ré. Los incidentes en Parque de la Independencia se sumaron a los protagonizados el domingo pasado en la cancha de River. En aquella ocasión, los dos bandos que se disputan el mando de la barra brava de Núñez se enfrentaron en el quincho del club (ninguna persona quedó detenida). Tras la disputa, el Ministerio del Interior sancionó al club con la suspensión de su estadio por cinco fechas. El dato: Adrián Russeau, líder de una de las partes en disputa, logró ingresar ayer al estadio de Newell’s.