Una final de Grand Slam (Roland Garros 2004) entre tenistas argentinos. Cinco top-ten en los últimos años: Nalbandian, Coria, Gaudio, Cañas y Puerta. Un montón de títulos ATP, incluidos Masters Series. Pero la Copa Davis se sigue negando.

Desde el ascenso en 2001, la Argentina ronda la ensaladera. Semifinales en 2002, 2003 y 2005. Final en 2006. Caída en cuartos en 2004 y, ahora, 2007. Una campaña estupenda. Sin embargo, la eliminación de Suecia duele más a propósito de la caída en Moscú en diciembre de 2006. Y a esta generación no le queda más que dos años, a lo sumo, para seguir peleando por la posesión de la Copa.

En Goteborg se perdió una serie que se consideraba difícil de antemano, que se complicó con la lesión de Guillermo Cañas y se tornó imposible por el bajo nivel que mostró David Nalbandian.

El aura ganador que traía Argentina tras perder la final ante Rusia en Moscú y tras sortear sin despeinarse el cruce con Austria, en Linz, en febrero, comenzó a desvanecerse en Goteborg, cuando Thomas Johansson venció a Nalbandian y obligó a bajar los decibeles.

La serie ante Suecia se perdió bastante antes de que Cañas enganchara una devolución tras un misil de Johansson y tirara la pelota afuera; más bien se edificó el primer día, ese viernes gris que mostró a un Nalbandian confundido y errático, lejos del tenista ganador que garantizaba sus puntos al equipo.

La Davis constituye para el deporte argentino una asignatura pendiente, se sabe, y por algo tan sólo dos veces en la historia se llegó a una final: en Cincinnati 1981, con el enorme Guillermo Vilas y José Luis Clerc, cuando se perdió con Estados Unidos, y la cita de Moscú, con Nalbandian y su última aparición en gran nivel.

La Argentina se encontraba este año ante la gran oportunidad de obtener la Davis, ya que el choque por las semifinales, contra los Estados Unidos, debía jugarse en Buenos Aires, lo mismo que una hipotética final contra Rusia. Pero el futuro no es tan alentador como lo era hace un par de años.

Nalbandian no se imagina jugando hasta los 30 años. En Goteborg no estuvo en su nivel. Se pareció al que está haciendo una regular temporada 2007, sin pasar en ningún torneo de los octavos de final. Impreciso con su drive, inseguro con el servicio, el revés picante no le alcanza. Sin entrenador ni preparador físico, este año ganó menos partidos de los que perdió.

Guillermo Cañas es otro jugador valioso, pero ya tiene 29 años. Tampoco podrá mantenerse más de dos temporadas en un primerísimo nivel. Juan Chela todavía puede ser útil, lo mismo que José Acasuso (cuya renuncia a disputar esta serie sigue intrigando), pero por un tiempo largo no se podrá volver con Gastón Gaudio o Guillermo Coria. Juan Martín del Potro es la mejor perspectiva para los años que vienen y se convertirá, sin duda, en líder del equipo nacional cuando esta camada se vaya apagando, pero, ¿con qué equipo se ladeará para ganar la Davis?

No son tantas las variantes ni las combinaciones que se pueden formar de acuerdo con la superficie, como sucedía hace un par de años, y la Argentina necesitará de varios factores. Además de que los tenistas que precisa para armar el equipo estén bien, el capitán Alberto Mancini (que está regresando hoy a Buenos Aires con parte del equipo) espera que los próximos sorteos deparen localías ante los rivales más complicados, para eludir el tema de la superficie, un aspecto clave en la Davis: desde que la Argentina volvió al Grupo Mundial en 2002, todas las derrotas se produjeron como visitante, y de esas seis caídas, cinco se produjeron sobre superficies duras, carpeta.

El futuro comenzará a definirse el 27 de septiembre con el sorteo del Grupo Mundial para 2008, en el que por haber superado la ronda inicial estará Argentina junto a Estados Unidos, Rusia, Francia, Alemania, Bélgica, España y Suecia.