SOCIEDAD › UNA CLOACA A CIELO ABIERTO QUE SURCA 18 MUNICIPIOS Y AFECTA A 4,2 MILLONES DE PERSONAS

Cuántas Botnias tiene el Reconquista

La Defensoría del Pueblo reclamó ayer la creación de un Comité de Cuenca para frenar la contaminación del río. El 90 por ciento de los efluentes cloacales de la zona se vuelcan al río sin tratamiento. Detectan en el agua metales pesados, pesticidas y bacterias, capaces de provocar desde intoxicaciones hasta cáncer y mutaciones.

 Por Eduardo Videla

Buenos Aires tiene otra cloaca a cielo abierto, además del Riachuelo: el río Reconquista, que con sus arroyos surca 18 partidos de la provincia de Buenos Aires, es un verdadero conducto de residuos industriales y domiciliarios sin tratamiento, de acuerdo con el informe presentado ayer por el defensor del Pueblo de la Nación, Eduardo Mondino. Es el resultado del primer relevamiento integral de ese curso de agua, realizado en conjunto con especialistas de tres universidades nacionales y una privada, organizaciones ambientalistas y sociales. El resultado es tanto o más dramático que el obtenido en el Matanza-Riachuelo: la cuenca está habitada por cuatro millones de personas, de los cuales el 60 por ciento carece de cloacas y el 40 por ciento de agua potable. Y el 90 por ciento de los efluentes cloacales que generan van a parar al agua sin tratamiento. “Faltan obras de infraestructura y la situación podría agravarse, ya que la zona norte está en continuo crecimiento, por la gran cantidad de inversiones industriales e inmobiliarias. Si no se implementa ahora un Comité de Cuenca, va a ser muy tarde”, dijo Mondino a Página/12.

El defensor del Pueblo se refiere a la gran cantidad de industrias que se están radicando en la zona y a barrios enteros –algunos de ellos privados– “que se construyen sin la infraestructura suficiente y terminan arrojando sus efluentes cloacales, sin tratamiento, en el río o en algún arroyo de la cuenca”.

El Reconquista es alimentado por 134 arroyos. Los más remotos nacen en los partidos de General Las Heras, General Rodríguez, Luján y Marcos Paz. El río termina desembocando en el Luján, a la altura de Tigre, alimentando con su desperdicios en suspensión las aguas del Delta y finalmente las del mismísimo Río de la Plata, al que le aporta el 22 por ciento de la contaminación que recibe.

El relevamiento comenzó en julio del año pasado y se hizo a partir de una denuncia presentada un año antes por la entonces presidenta de la Fundación Protigre y Cuenca del Plata, Carlota Sánchez Aizcorbe. Esa presentación hacía eje en la situación del barrio El Arco, en el partido de Tigre, donde se detectó una alarmante situación sanitaria. “Todo empezó con el trabajo de un grupo de operadores de Caritas, que encararon un emprendimiento de huerta con vecinos del barrio, y al analizar la tierra detectaron la existencia de metales pesados”, contó a este diario Agustín Raybaud, actual titular de la fundación. “Fue entonces que se hizo un relevamiento en el barrio, que no tiene más de 25 manzanas, y se detectó que más de 20 personas habían muerto de cáncer.”

El análisis químico de lo que corre por el Reconquista arroja resultados que asustan:

- El nivel de oxígeno disminuye 20 veces desde la naciente a la desembocadura, llegando a condiciones de anoxia (ausencia de oxígeno a la altura de Bancalari, entre los partidos de Tigre y San Isidro.

- Los fenoles –indicadores del volcado de aguas servidas domiciliarias y descargas industriales sin tratar– presentan valores de 500 a 1000 veces superiores a lo establecido en las normas.

- Las concentraciones de metales pesados en el agua son hasta 160 veces mayores a los valores guía. Los casos extremos corresponden al cromo (en Bancalari) y al cobre, en la localidad de Cascallares.

- Se detectaron pesticidas organoclorados en valores entre 40 y 400 veces superiores a lo tolerado para la protección de la vida acuática. Algunos de los pesticidas hallados fueron prohibidos en 1970.

- La presencia de bacterias coliformes –indicadoras de contaminación cloacal– es muy elevada, especialmente en la confluencia con el arroyo Morón, donde alcanza valores 16.000 veces superiores a lo tolerable.

- Los peces y sapos que estuvieron expuestos a las aguas en las zonas de San Martín y Bancalari murieron entre las 48 y 96 horas posteriores.

Tras este compendio de elementos pestilentes, el informe concluye que las sustancias encontradas “poseen efectos carcinogénicos, mutagénicos y embriotóxicos, que son persistentes en el ambiente y pueden ser absorbidas por el cuerpo por inhalación, ingesta o contacto”. “El efecto acumulativo de estos tóxicos se ejerce por lo tanto no sólo sobre la población actual, sino sobre las nuevas generaciones”, agrega.

Durante la investigación se consultó a las autoridades ambientales de los gobiernos nacional y provincial y de los municipios involucrados: ninguno disponía de estudios diagnósticos sobre la calidad del río, por lo que se deduce que “la grave situación de la cuenca es desconocida por las autoridades públicas”. El único lugar donde existe información pertinente es en la Unidad de Coordinación del proyecto Río Reconquista, una entidad de la provincia que, a criterio de quienes hicieron el trabajo, “realizó un plan de control de la contaminación, pero hasta ahora solo ejecutó obras hidráulicas para el control de las inundaciones”.

La Cuenca del Reconquista se extiende en unos 1600 kilómetros cuadrados. Allí viven 4,2 millones de personas, casi el 13 por ciento de la población del país. De esa población, el 60 por ciento (casi 2,5 millones) carece de red cloacal. Y lo más grave: el 90 por ciento de los efluentes cloacales que generan y vuelcan al río no reciben tratamiento alguno y son volcados crudos. En la zona están radicados unas 12.000 industrias, la mayoría de las cuales vuelcan sus efluentes a los cursos de agua sin tratamiento. Las más contaminantes son las frigoríficas, las químicas, las curtiembres y las agroquímicas. “Al menos son 330 industrias de tercera categoría (de mayor riesgo ambiental) las ubicadas cerca de los cursos de agua”, señala el documento.

“Recomendamos a la Jefatura de Gabinete nacional, que es de la que depende la Secretaría de Medio Ambiente, a impulsar un plan estratégico y global para tratar de quebrar la inercia de una altísima contaminación en la región”, sostuvo Mondino. La principal jurisdicción que tiene la Nación en esa área es la provisión (o ausencia) del servicio de agua potable y cloacas, a cargo de la empresa Aysa. Pero la dramática situación del río puede equipararse, sin exagerar, a la del Riachuelo, donde el Estado nacional intervino para crear un Comité de Cuenca.

En rigor, el Reconquista atraviesa exclusivamente la provincia de Buenos Aires, por lo cual Mondino exhortó al gobernador Felipe Solá a “tomar medidas preventivas para evitar nuevos emprendimientos que no respeten las normas”.

No es por falta de leyes que no se ha podido revertir la contaminación del río. “Estamos ante lo que se llama una anomia boba: un exceso de normas y una falta de decisión política para aplicarlas”, subrayó Daniel Sabsay, de la Fundación Ambiente y Recursos Naturales, una de las organizaciones que participaron en el estudio.

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El estudio comenzó en julio del año pasado, cuando expertos de universidades y ambientalistas recorrieron el río y tomaron muestras.
Imagen: Florencia Daniel
 
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