Las corridas de Mauro Rosales, las habilitaciones de Fernando Belluschi y las atajadas de Juan Pablo Carrizo no tuvieron lugar ayer en el estadio Monumental. En ese sitio donde ellos intentan conseguir por estos días la aprobación de los hinchas de River, ayer se presentó la 27ª edición del Rally de la Argentina. Los mejores pilotos del mundo transitaron la pista, diagramada sobre el mismo césped donde el conjunto de Núñez recibirá a Independiente el domingo próximo. Seguramente eso poco le importó al finlandés Mikko Hirvonen, con un Ford Focus, que consiguió el mejor tiempo cuando le tocó realizar las tres vueltas programadas.

El podio del primer día lo completaron el también finés Marcus Grönholm, con otro Focus, y el español Daniel Sordo, con Citroën. El actual tricampeón mundial, el francés Sébastien Loeb, con Citroën, quien pareció reservar todos sus esfuerzos para las pruebas en Córdoba, terminó quinto. Entre los locales, el mejor clasificado del Grupo A8 fue Luis Pérez Companc, que terminó 10º, mientras que Juan Pablo Raies se ubicó 16º. Pérez Companc cometió muchos errores en su salida y se lo vio muy presionado.

El escenario de ayer quedó demasiado grande para esta apertura de la fecha mundial. Un poco menos de quince mil personas hicieron que se pudieran ver muchos espacios vacíos. Por ello no fueron habilitadas las tribunas generales y sólo con las plateas alcanzó para albergar a los seguidores. Pero a diferencia de lo que sucede en el fútbol, el público fue respetuoso no sólo con los corredores argentinos, sino que reconoció la capacidad conductiva de figuras como Loeb y Grönholm. Este último, junto a Hirvonen, es el principal perseguidor de Loeb, el líder de este campeonato.

En cada salida de los pilotos para recorrer los 2,4 kilómetros que significaban las tres vueltas, los fla-shes de las cámaras fotográficas iluminaban aún más el estadio Monumental. Otro hecho que provocó la euforia de la gente fue cuando el inglés Petter Solberg decidió saludar al público parado sobre el interior del auto, con la puerta abierta, mientras la máquina seguía avanzando.

En el grupo N4, la segunda categoría, el mejor argentino fue Raúl Martínez (3º) y luego lo siguieron Sebastián Beltrán (8º), Federico Villagra (10º), Alejandro Cancio (12º), Marcos Ligato (25º) y Gabriel Pozo (30º). Ligato generó un gran griterío entre la gente, cuando tocó la protección en una curva, debido a que le costó dominar el auto.

La lluvia que apareció cuando faltaba poco para el final le puso otro ingrediente a la noche. En ese momento, el argentino Miguel Campos se destacó por producir el único vuelco de la jornada, debido a que la pista estaba muy resbaladiza. Para esa hora, los arcos y la marcación de las áreas sólo eran figuras decorativas.