El entrenador de Boca, Miguel Angel Russo, despejó las dudas sobre la actitud que tomará Boca para la final de la Copa Libertadores frente a Gremio y, a pesar del bajón futbolístico que atraviesa, confirmó a Neri Cardozo en lugar de Sebastián Battaglia en el medio campo. Así el equipo que se presentará mañana en la revancha en Porto Alegre será el mismo que derrotó a Gremio en Buenos Aires por 3-0. “Es una final, vamos sabiendo que jugaremos 90 minutos donde se disputan muchas cosas; confiamos en nosotros y respetamos al rival”, remarcó el DT.

Russo prefirió encarar el último partido por la Copa con la misma actitud que tomó para recibir al conjunto brasileño y, a pesar de todas las especulaciones previas, inclinó la balanza a favor de Cardozo, a quien ratificó entre los titulares más allá del bajón en su rendimiento. La decisión no pasará inadvertida por el Gremio: Boca saldrá a buscar el partido y no a especular con el resultado obtenido como local. Battaglia, de características más defensivas, ocupará un lugar en el banco, donde Russo también confirmó la presencia de Sergio Orteman, un volante con más marca, en lugar de Guillermo Marino.

“Vamos a buscar hacer el último esfuerzo, como el rival también lo hará. Nosotros nos hemos venido manejando con los mismos conceptos, cada vez que enfrentamos a cualquier rival. Respetamos a todo el mundo y ésta no es la excepción”, comentó Russo al término de la práctica que el plantel boquense realizó ayer en Casa Amarilla. “Nosotros tenemos que buscar mantener el equilibrio y hacer nuestro juego. Hemos llegado hasta acá de una manera y buscaremos seguir así”, ratificó.

Boca saldrá a jugar mañana en el estadio Olímpico Monumental de Porto Alegre con Mauricio Caranta; Hugo Ibarra, Daniel Díaz, Claudio Morel Rodríguez, Clemente Rodríguez; Pablo Ledesma, Ever Banega, Neri Cardozo, Juan Román Riquelme, Rodrigo Palacio y Martín Palermo. En el banco estarán, además, Jesús Dátolo, Mauro Boselli y Bruno Marioni. El plantel boquense se entrenará hoy por la mañana en la Bombonera a puertas cerradas y por la tarde partirá a Brasil en un vuelo charter de Aerolíneas Argentinas, para alojarse en el hotel Holiday Inn, que estará custodiado por unos 60 policías brasileños para evitar cualquier incidente.

Pero la seguridad no es algo que preocupe al equipo de Russo, quien ayer admitió que deja ese tema en manos de los organizadores: “Hemos ido a todos lados. Llegamos al hotel y al otro día jugamos. Para nosotros no hay nada anormal”.

Esta final sería para Riquelme el último partido en Boca, cuyo préstamo del Villarreal vence el próximo 30 de junio. Sin embargo, Russo admitió que desea que “no se dé esa posibilidad”, es decir que avancen las negociaciones que los dirigentes de Boca estarían sosteniendo con sus pares españoles para intentar retener al volante al menos por otros seis meses. “Vamos a jugar una final y trataremos de poner todo para hacer bien las cosas. Mi deseo es que Riquelme se quede. Pero mejor hablemos de la final, que es lo mismo que debe estar pensando Román. Nos jugamos muchísimas cosas en 90 minutos”, agregó el entrenador.