Miércoles, 20 de agosto de 2008 | Hoy
DEPORTES › LA HISTORIA DE UNA FAMILIA SOBRE RUEDAS
“A los 43 años, una edad a los que muchos quieren considerar como viejos y ni consiguen trabajo, mire lo que podemos hacer.” La reflexión corresponde a Juana, conocida como “La Chuni”, la mamá de Juan Curuchet, el más “viejo” de los ciclistas que intentaron llevarse el oro en la noche del martes en Beijing y el que junto a Walter Pérez superó a todos. “Mi papá es lo más grande”, gritó Juan Ignacio, el tercero de los cuatro hijos de Juan, de quien dijo que “la medalla de oro era su mayor sueño”. Juan fue el que levantó el teléfono para hablar con su tío Gabriel, el primero en abrazar a Juan tras la obtención del oro, ya no como compañero sino como jefe de equipo. “No veo la hora de estar con ustedes ahí para festejarlo”, le dijo Gabriel a Juani, desde el velódromo de Beijing a través de la radio Brisas de Mar del Plata.
Yanina, la esposa de Juan, apenas si pudo explicar la felicidad por el logro que sintió por el oro en el pecho de su esposo. Lorena, su cuñada, en cambio pudo resaltar que el título olímpico “es la mejor forma de retirarse de un grande”. “Nos llena de gloria a todos los argentinos”, aseguró Lorena.
No fue fácil la vida de los Curuchet, dedicada a la bicicleta tanto por amor como por necesidad. “Hace 25 años que alquilamos un local de bicicletería en Mar del Plata”, contó Juana, aunque hubo tiempos más duros, en los que Juan tuvo que arreglárselas para ayudar en la casa. “Trabajó en distintas cosas de adolescente, en tiempos difíciles: fue peón de albañil, de carpintería, trabajó en fábrica de mosaicos... hasta que fue agarrando la bici cada vez más, hubo gente que creyó en ellos (incluye a su otro hijo Gabriel, campeón panamericano) y tuvieron algunos sponsors y siguió ayudándome en la bicicletería”, reconoció la mujer.
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