DEPORTES

MENSAJES PRESIDENCIALES

José María Aguilar (*).
Que todo salga como corresponde
River-Boca es un acontecimiento para disfrutar, uno de los más importantes del mundo deportivo. Ganarles a los rivales de toda la vida sería un placer inigualable, como entender la derrota es también una obligación propia de la hidalguía que distingue a los riverplatenses. Creo que este clásico será nuestro pero, por sobre todas las cosas, espero que sea un espectáculo festivo para todos los que asistan al estadio Monumental. Ese sería un buen punto de partida para seguir disfrutando por los años de los años de un encuentro de estas características.
Este es el mensaje que, como presidente de River, quiero dar. Un mensaje de tranquilidad y esperanza para que todo se desarrolle como corresponde. Ganarle a Boca puede ser un estímulo que nos permita continuar con las chances intactas para obtener un nuevo título, el número treinta y uno. Pero si nos acompaña la victoria y el clásico se desnaturaliza, la satisfacción no sería completa. Nuestro club, fiel a su historia, les brindará a los boquenses toda la hospitalidad que nos caracteriza. Pueden venir a nuestra casa, son bienvenidos, y disfrutar de la fiesta más emblemática del deporte argentino hasta el comienzo del partido. Eso sí, espero que la dicha sea nuestra al cabo de los noventa minutos.

(*) Presidente de River.



Mauricio Macri (*).
No debe ser un clásico más
Creo que este no es el momento de hablar del clásico que imagino desde lo futbolístico. Hoy se impone hablar del clásico que queremos y de la fiesta que significa. De la firme convicción de que no debe ser un clásico más.
La gran mayoría de los pacíficos simpatizantes que vamos a la cancha tenemos que demostrar, de una vez por todas, que no toleramos más violencia y que queremos desterrarla de las canchas. La sociedad no quiere otro hecho violento, ya demasiado padecen todos los días al salir a la calle.
Suelo decir que no hay nada más placentero que “gastar” al hincha del equipo contrario después de un triunfo y no hay nada más humillante que recibir las “cargadas” después de una derrota clásica. Pero nada justifica que esa gastada se transforme después en un hecho violento.
La realidad hoy nos marca que estamos en un pico de inseguridad, que los ciudadanos ya no son los dueños de la calle y que vivimos con miedo. El fútbol no escapa a esa sensación y genera gran preocupación en los familiares de quienes vamos asiduamente a los estadios. Hemos llegado a la locura de vivir con angustia el saber si se va a volver sano y salvo de una cancha. Por eso, no perdamos de vista que es sólo un partido de fútbol. No miremos a nuestros rivales como enemigos y vivamos la fiesta en paz.

(*) Presidente de Boca.

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