La nueva edición del superclásico entre Boca y River hasta último momento estará llena de dudas e inconvenientes. Porque en la previa del partido que comenzará a jugarse esta tarde, desde las 15, ninguno de los dos entrenadores pudo planificar su estrategia con tranquilidad. Sin Juan Román Riquelme y Radamel Falcao confirmados, podrán esperarse cambios sorpresa de ambos lados. Aunque dentro de ese panorama parecería que en Boca las cosas están mucho más claras, porque Carlos Ischia tiene una base del equipo, algo que Néstor Gorosito todavía no pudo encontrar.

Sin embargo, cabría preguntarse si eso será un condicionante cuando empiece a rodar la pelota en el emocionante choque que protagonizarán Boca y River. Y la respuesta surge inmediata: “los clásicos son partidos aparte”, y los agentes externos quedarán de lado, sin caer en el abuso del facilismo que propone la frase hecha.

Uno de los argumentos para sostener esa idea comienza en la cantidad de inconvenientes que deberán sortear hasta último momento los entrenadores para conformar sus equipos. Que Riquelme sufre de un problema en el pie derecho y está más afuera que adentro. Que Falcao tiene una contractura en el aductor izquierdo y tampoco podría jugar. Al fin y al cabo, un gran signo de interrogación se genera desde ambos lados.

Al igual que con la disposición de los jugadores en el campo. Porque en Boca la presencia o no de Riquelme no modificará el esquema, pero sí su mediocampo, que ante cualquier situación estará abocado a una actitud más ofensiva, sobre todo por el sector izquierdo, por donde se moverá Cristian Chávez. Por su parte, Gorosito, ante la falta de peso ofensivo, podría apostar a salir a jugar con un solo punta definido, aunque esto recién se confirmará un rato antes del partido. También hay dudas en el mediocampo, ya que el entrenador todavía no definió si jugará con doble cinco, o no.

Así, en River la mayoría son incógnitas. Más aún porque no encontró un estilo de juego definido y además no tiene claros los caminos para llegar al gol. En cambio, Boca tiene las cosas muchos más claras. Aunque no se puede confiar, ya que su andar irregular en el torneo no lo permite. Por eso una de las claves del partido estará en cómo se plantan los dos equipos. Lo cierto es que las incógnitas se comenzarán a develar cuando la pelota empiece a rodar. Para River una victoria será importante con la idea de seguir prendido, para Boca le dará un envión anímico para soñar con repetir lo del Apertura .