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Mientras los árbitros más polémicos se esconden de los medios, sus compañeros en el Mundial rechazaron las críticas, recalcando el escaso porcentaje de errores y la dificultad de la tarea que enfrentan. El responsable del departamento de arbitraje de la FIFA, José María García Aranda, y los referís se encolumnan detrás del discurso oficial de apoyo sin fisuras a sus colegas.

La FIFA decidió no exponer al uruguayo Jorge Larrionda ni al italiano Roberto Rosetti en la jornada de puertas abiertas de los árbitros celebrada en Pretoria ante el vendaval de críticas por los errores que cometieron el domingo. Después se supo que no los designarán más para dirigir partidos en este Mundial, lo mismo que al suizo Massimo Busacca.

“No vinieron por decisión personal”, aclaró el español García Aranda. En cambio, desafió a los periodistas a probar ser jueces de línea por cinco minutos y los resultados fueron bastante pobres. Sólo el 30 por ciento de las decisiones de los periodistas fue correcto, frente al 79 por ciento de acierto conseguido por los arbitrajes en los partidos disputados en el Mundial.

“Aparentemente, los árbitros sólo tomaron cuatro o cinco decisiones en los cincuenta y cuatro partidos y todos ellos controvertidos. Y nadie está hablando de los excelentes resultados conseguidos gracias a las excelentes decisiones tomadas por los árbitros y sus asistentes durante estos cincuenta y cuatro partidos”, defendió irónico García Aranda.

El español comparó además la labor de los referís con la de los futbolistas. “En este torneo se lanzaron sólo doce penales y cuatro fueron errados por los jugadores, esto significa que el promedio de acierto fue del 70 por ciento”, graficó.

García Aranda pidió que se realice un análisis general de su trabajo, pero se negó de plano a comentar la posibilidad de utilizar la tecnología para asistir a los árbitros en jugadas dudosas. “Acá no estamos en Corea del Norte, ¿por qué no suelta de una vez su opinión?”, lo increpó un periodista ante la falta de respuestas. La decisión la tomarán primero la FIFA y el International Board, reiteró el dirigente.

“Hemos visto por los canales internacionales, que implementan tanta tecnología, que cuando analizan las jugadas trazan la línea, miden los centímetros y ni los comentaristas se ponen de acuerdo, no sé en un futuro qué pueda pasar”, señaló el árbitro colombiano Oscar Ruiz sobre el debate tecnológico.

El mexicano Marco Antonio Rodríguez Moreno señaló que ya se usan implementos como el intercomunicador y el “beep”, pero “el fundamento y la raíz es la capacitación técnica, la capacitación metodológica, la psicológica, la física” de los árbitros. “Decir que hay una crisis en el arbitraje es absurdo”, aseguró. “Tenemos mucha identidad, tenemos principios importantes, tenemos una base, tenemos estadísticas de la cantidad de aciertos en jugadas importantes, no es un trabajo improvisado”, subrayó el referí mexicano.

“Acá están los mejores árbitros del mundo y están trabajando muy bien”, señaló el brasileño Carlos Simon. Y tras la fallida práctica de los periodistas como jueces de línea, los llamó a “trabajar más y hablar menos”.

Rodríguez Moreno admitió no obstante que los árbitros son “conscientes de que pueden existir momentos difíciles”. El inglés Howard Webb subrayó en ese sentido la importancia de la “asistencia psicológica” que reciben. “Si estás preparado para las críticas, puedes ser árbitro. Si siempre vas a querer halagos, no. Tienes que tener una autoestima muy firme, una determinación y una convicción dentro y fuera del campo de juego para salir adelante.”

Webb reveló que habló con Larrionda después de Alemania-Inglaterra. “Estoy seguro de que al ver la repetición en la televisión se habrá sentido desesperadamente decepcionado”, dijo. “No quiero hablar en su nombre, pero cualquier cosa que es vista luego como un error es un momento muy decepcionante para un juez, realmente lo es”, expresó el árbitro inglés.