Sábado, 23 de septiembre de 2006 | Hoy
DEPORTES › DIEGO VIO LOS DOS PARTIDOS Y VIBRO COMO UN HINCHA
Diego Armando Maradona ratificó ayer su fanatismo por el tenis y se acercó hasta el Parque Roca para disfrutar de la semifinal de la Copa Davis. El ex futbolista observó el triunfo de Nalbandian sobre Philippoussis al lado de su ex mujer Claudia Villafañe y con una camiseta del seleccionado argentino, que luego se quitó para mostrar otra debajo, de color blanco, y con una inscripción en negro que decía simplemente Aguante Chucho. Esa dedicatoria para el misionero Acasuso se dejó ver luego del primer set que el argentino perdió por 6-1, como para confirmar que siempre se destaca más en las situaciones adversas.
El ex capitán de la Selección Argentina gritó, festejó y también se quejó por algún fallo que consideró erróneo. Después de los dos encuentros, Maradona afirmó que al australiano Lleyton Hewitt “hay que ajusticiarlo y estropearlo, pero en la cancha, ganándole”. Y agregó: “A Hewitt no le vamos a hacer absolutamente nada. Se vino con guardaespaldas porque se creía que vivimos con arcos y flechas, pero somos un país civilizado, y ahora se dio cuenta que sólo queremos ganarle”. Esas respuestas fueron cuando fue consultado sobre el temor de Hewitt a venir a Argentina, por las peleas que protagonizó con jugadores argentinos en otros torneos.
Maradona se convirtió en el líder de los fanáticos que alentaron con cánticos y agitando banderas. “Vamos, vamos, Argentiiiiina, vamos, vamos, a ganar ...”, iniciaba los estribillos Maradona, mientras revoleaba sobre su cabeza una campera. Con una barba tupida y anteojos negros para el sol, el ex jugador se trepaba a lo alto de su asiento como cualquier hincha de fútbol, y agitaba sus brazos cantando junto con la gente “Olé, olé, olé, Chucho, Chucho”.
“Que Diego esté acá es increíble y un orgullo, no sólo para mí, sino también para todo el equipo. Es un privilegio tenerlo a él y a otras figuras. Eso demuestra que el tenis es cada vez más importante”, reconoció Nalbandian. El público, que colmó el estadio, recibió a Maradona con el grito tradicional de “Olé, olé, olé, Diego, Diego”.
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