Los crudos episodios de Schumacher en la pista no se agotan en aquellos recordados de definición de campeonato. Inclusive su propio hermano Ralf sufrió la inagotable ansia de victoria del siete veces campeón, transformada en agresividad no reprimida a bordo de una máquina de F-1.

En el Grand Prix de Bélgica de 2000 cerró violentamente al finlandés Mika Hakkinen a más de 200 km/h cuando éste intentaba desalojarlo de la punta. Una vuelta más tarde lo superó usando al rezagado Ricardo Zonta como escollo.

Con Ralf Schumacher protagonizó dos incidentes: en Barcelona 2000, con los neumáticos heridos, lo tapó durante varias vueltas; su hermano consiguió pasarlo y discutieron al término del Grand Prix; en Nurburgring 2001, cuando partían ambos desde la primera fila, lo cerró en la largada para asegurarse la primera posición.

Juan Pablo Montoya fue otro de los perjudicados por la voluntad del alemán. El Williams del colombiano superaba a la Ferrari durante el GP de San Marino de 2004, en Imola, cuando Schumacher dio un repentino volantazo, obligando a Montoya a salirse de pista para evitar el choque: finalmente vencedor, afirmó que no lo había visto.