Miércoles, 18 de octubre de 2006 | Hoy
Mientras las potencias y los vecinos buscan frenar una nueva prueba nuclear, Pyongyang denunció que las sanciones son una declaración de guerra y que su bomba atómica es para la paz.
Por Por Anne Penketh *
Corea del Norte puso en escena anoche una escalofriante demostración de desafío “antiimperialista”, en medio de las advertencias de Estados Unidos y Japón de que el aislado gobierno comunista podría estar preparándose para una segunda prueba nuclear. Miles de artistas, encerrados en un gran estadio en la capital, Pyongyang, tomaron parte en un espectacular despliegue con linternas sincronizadas, en escenas que recordaban los días del Tercer Reich. El hecho fue orquestado para celebrar el 80º aniversario de Abajo con la Unión Imperialista, una organización partidaria del líder de Norcorea, Kim II-sung.
Un importante líder del partido, Kim Yong-nam, elogió la “reciente exitosa prueba subterránea”. Dijo que “contribuiría para preservar la paz y la estabilidad en la península”. Pero según Estados Unidos, la explosión de plutonio produjo un resultado de menos de un kilotón. Fuera de Corea del Norte, crecieron ayer las expectativas de que Pyongyang hiciera explotar un segundo dispositivo nuclear debido al frustrante resultado de la primera explosión, el 9 de octubre. “Casi seguro que estamos hablando de un fracaso”, comentó el experto nuclear Paul Ingrams, del Consejo Británico Estadounidense para la Seguridad de la Información. Los norcoreanos “probablemente estén más dispuestos a llevar a cabo una segunda prueba para demostrar a los estadounidenses que pueden explotar algo con un rendimiento mayor”, añadió.
La Casa Blanca dijo que no sería sorprendente que el gobierno intentara otra prueba nuclear “para ser provocativo”. El secretario de prensa de la Casa Blanca, Tony Snow, dijo: “Creo que es razonable esperar que el gobierno de Corea del Norte haga lo posible para poner a prueba la voluntad, la determinación y la unidad de las Naciones Unidas”.
Christopher Hill, enviado estadounidense en las negociaciones a seis bandas para el desmantelamiento del programa nuclear norcoreano, aseguró en Seúl que, en caso de que Pyongyang dé este paso, la comunidad internacional “responderá muy claramente”. “Todos veríamos una segunda prueba como un acto de beligerancia. La República Democrática Popular de Corea tiene que comprender realmente que la comunidad internacional no va a aceptar que sea un estado nuclear.”
El Consejo de Seguridad de la ONU ordenó el sábado pasado sanciones contra Corea del Norte, en un voto unánime aprobado por el aliado regional más grande del estado ermitaño, que es China. El canciller norcoreano, en una agresiva declaración emitida ayer, dijo que “la resolución no puede interpretarse de otra manera que como una declaración de guerra”, contra el Norte.
La secretaria de Estado de Estados Unidos, Condoleezza Rice, llegaría a Japón hoy en una gira regional para reforzar el apoyo al régimen de sanciones que consisten en un virtual bloqueo militar. Incluye el registro de los barcos que transportan carga que pudiera usarse en programas de misiles o nucleares de Corea del Norte y una prohibición de exportación de los bienes suntuarios hacia Corea del Norte.
Los funcionarios británicos negaron que se estuvieran considerando medidas similares contra Irán, que se enfrenta a una perspectiva de un “incremento de sanciones” sobre su programa nuclear. Una primera versión de la resolución de la ONU patrocinada por Gran Bretaña, Francia, Alemania y Estados Unidos será discutida probablemente esta semana en Nueva York con Rusia y China, que han sido reticentes a autorizar las sanciones contra Irán en esta etapa, a pesar de las presiones del gobierno estadounidense, que cuenta con el apoyo de las potencias europeas en este tema.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12
Traducción: Celita Doyhambéhère
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