Miércoles, 18 de octubre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › LA CRISIS DE OAXACA DIVIDE AL SENADO MEXICANO
Por Gerardo Albarrán de Alba
Desde México, D. F.
La cabeza del gobernador priísta de Oaxaca, Ulises Ruiz, quedó en manos de los seis senadores del PAN que integran la Comisión de Gobernación en la Cámara de Senadores, los cuales tienen los votos necesarios para decidir si se declara la desaparición de poderes en ese estado. Sin embargo, los legisladores del partido oficialista están divididos: tres de ellos proponen dar fin al conflicto mediante la remoción del gobernador, pero el resto se opone. En tanto, aumenta la presión que ejerce el presidente electo, Felipe Calderón, tanto sobre el secretario de Gobernación, Carlos Abascal, para que la administración de Vicente Fox resuelva el problema cuanto antes, como sobre el otrora hegemónico PRI para que acepte la salida menos costosa para el statu quo: la solicitud de licencia para separarse del cargo del mandatario oaxaqueño.
Al cumplirse hoy 150 días de un conflicto cada vez más complejo y entrampado, el Senado no pudo discutir un dictamen sobre la existencia o no de poderes en Oaxaca. Los senadores del PRI rechazan esta opción, mientras que los del PRD la alientan, pero ninguno de los dos tiene la fuerza suficiente para imponerla por sí mismo. Ambos partidos necesitan los votos de los seis senadores panistas para inclinar la balanza en uno u otro sentido, pero al concluir ayer la sesión ordinaria en el Senado de la República no existía una definición.
El priísta Jesús Murillo Karma, presidente de la Comisión de Gobernación, redactó un borrador que declara que sí existen los poderes en Oaxaca, pero ni de lejos pasa de ser una mera propuesta, sin carácter oficial ni mucho menos vinculante. Pero cuando la Comisión de Gobernación se encontraba en un receso en la discusión, el presidente del Senado, el también priísta Manlio Fabio Beltrones, sorprendió a todos declarando a la prensa que ya había un dictamen y que éste declaraba “no ha lugar” a declarar desaparecidos los poderes en Oaxaca, e incluso se atrevió a decir que sí se reconocía la existencia de un conflicto político que debe atenderse. Esto enturbió aún más las de por sí complejas negociaciones entre las diversas fuerzas políticas y pospuso al menos hasta mañana una definición en el Senado.
Todo parece estar bloqueado por la insistencia del PRI en sostener en su puesto al gobernador Ulises Ruiz, quien se ha enquistado en una posición que a estas alturas resulta meramente simbólica, pues no ejerce el poder. Esto quedó en evidencia cuando el secretario de Gobernación y el gobernador de Oaxaca se enfrascaron nuevamente en un duelo de declaraciones. El lunes, el funcionario federal Carlos Abascal había responsabilizado de la crisis a Ulises Ruiz: “La autoridad local no ha tenido la capacidad de controlar la paz, el orden, la seguridad, por eso está sucediendo lo que está sucediendo”. El oaxaqueño respondió ayer que el gobierno federal es corresponsable del conflicto, debido a las limitaciones presupuestarias del gobierno local para satisfacer las demandas salariales de los maestros.
Vicente Fox aprovechó la coyuntura para reiterar ayer que la presidencia de la República ya no quita ni pone gobernadores, como antaño sí lo hacían los mandatarios priístas. La noche del lunes, acompañado por el secretario de Gobernación, el presidente se reunió en la residencia oficial de Los Pinos con el dirigente nacional del PRI, Mariano Palacios Alcocer, con quien discutió la crisis en Oaxaca. Previamente, se había reunido con el presidente electo, Felipe Calderón, y con el secretario de la Defensa Nacional, el general Ricardo Vega García.
Ante la perspectiva de heredar el conflicto a la próxima administración y a pregunta de los reporteros que cubrían una gira, Fox se negó a hacer alguna recomendación a Calderón. “El sabrá lo que tiene que hacer”, dijo.
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