El árbitro Daniel Giménez declaró ayer en la causa originada a raíz del supuesto apriete de la barra brava de Gimnasia a los jugadores antes del partido del escándalo, que los visitantes terminaron ganando 4-1, y ratificó lo que había dicho ante la prensa: que notó “un cambio de actitud” en los jugadores platenses entre lo que sucedió el día que se disputó la primera mitad del encuentro y el día en que se completó.

“Abona que algo pasó, que algo raro había, fundamentalmente que notó un cambio de actitud. No hay nada contundente, pero hay sospechas y voy a seguir investigando”, comentó tras la declaración del árbitro el fiscal Marcelo Romero, a cargo de la indagatoria, quien luego resaltó que la de Giménez “es la primera colaboración concreta” que tiene en la causa.

La causa, radicada en la UFI 6 de La Plata, había sufrido su primer traspié tras las declaraciones de los jugadores de Gimnasia, quienes ante la prensa y off the record admitieron haber recibido “amenazas de muerte” por parte de barrabravas del club, pero ante la fiscalía, si bien aceptaron “la visita” de los violentos en Estancia Chica, negaron el haber recibido amenazas para ir a menos en la segunda parte del partido con Boca, que terminaron perdiendo 1-4, casi sesenta días después.