La petrolera Esso informó ayer que conservará sus activos en el país para seguir operando en el negocio de la refinación y comercialización de combustible. De ese modo, dio por descartadas las ofertas del Grupo Eurnekian, Pampa Holding y la brasileña Petrobras, entre otros, quienes se habían manifestado públicamente interesados en quedarse con la firma luego de que trascendiera un supuesto deseo de los estadounidenses por emprender el retiro.

“En el día de hoy (por ayer) hemos comunicado a nuestros empleados, al Gobierno y a otras partes involucradas, que Exxon-Mobil (la multinacional estadounidense propietaria de Esso) ha tomado la decisión de conservar su afiliada de refinación, comercialización y productos químicos en nuestro país”, aseguró Tomás Hess, director de Asuntos Públicos de la firma, al comunicar la novedad durante una teleconferencia ofrecida a la prensa a las 20 horas en la que se limitó a leer una gacetilla con la noticia.

Página/12 le preguntó si estaban evaluando la incorporación de algún socio local o extranjero para administrar los activos existentes en el país, tal como lo hizo Repsol al venderle una participación de YPF al Grupo Eskenazi. “Me limito al comentario que he leído”, respondió Hess, quien no quiso aclarar si le habían adelantado la decisión a las empresas interesadas en comprar. Lo único que se aclaró al respecto es que el proceso de evaluación de una posible venta se inició “en respuesta a ofertas no solicitadas sobre los activos de la empresa”.

Las versiones sobre la partida de Esso surgieron en agosto del año pasado, cuando trascendió que la multinacional estadounidense le había encomendado al banco de inversión J.P. Morgan encontrar interesados en la refinería de Campana y las 90 estaciones de servicio de la red propia distribuidas en todo el país (la firma cuenta además con cerca de 500 estaciones franquiciadas). En ese momento, se especuló con que la salida podía ser una consecuencia de la pérdida de rentabilidad del negocio de la refinación en el mercado local.

Esso, al igual que Shell, no posee yacimientos propios en el país, sino que compran el petróleo que refinan a productores que se los venden al precio internacional menos las retenciones a la exportación. A medida que el precio del crudo comenzó a subir, el margen de rentabilidad se les redujo, porque si bien se produjeron aumentos del precio de la nafta a nivel local, los mismos estuvieron lejos de compensar la suba de la materia prima. Eso no significa que “pierdan plata”, como algunas visiones interesadas dejan trascender cuando las refinadoras hacen lobby para ajustar los valores del surtidor, pero evidentemente quedan en desventaja frente a las petroleras integradas, que extraen, refinan y comercializan, como es el caso de Repsol YPF y Petrobras. Ese argumento se combinaba con las versiones que señalan que Exxon Mobil, dueña de Esso, estaba apostando a privilegiar las inversiones en los países donde posee reservas petroleras. Sin embargo, cuando llegó la hora de tomar una decisión Esso decidió quedarse.

La multinacional no especificó ayer con precisión cuáles fueron los motivos que la llevaron a descartar su salida. En referencia a ese punto, el comunicado sólo dice que “el ambiente de negocios es desafiante, principalmente en cuanto al abastecimiento de productos y el precio del petróleo crudo y los productos terminados, para lo cual necesitamos una evolución favorable en el corto plazo que ayude a sostener la creciente demanda de energía del país en términos de calidad y cantidad y así poder financiar las inversiones necesarias”. Tampoco hubo precisiones cuando se le preguntó a Hess si la decisión de quedarse contemplaba a toda la región o sólo a la Argentina. “El comunicado se refiere sólo a Argentina”, respondió.