La depreciación del dólar contra el euro, una caída en las reservas de crudo de Estados Unidos y la especulación llevaron ayer a las cotizaciones de petróleo a superar los 115 dólares. La moneda europea rondó el 1,60 dólar, contra muchos pronósticos que sostenían que ésa era una barrera infranqueable. El stock norteamericano de oro negro cayó en 2,3 millones de barriles, mientras que los analistas esperaban un pequeño aumento. Por su parte, las principales plazas mundiales terminaron la jornada con importantes alzas. La esquizofrenia de los mercados continúa y ni los sombríos anuncios de la FED ni el aumento de la inflación esperada en la eurozona pudieron opacar la euforia generada por los anuncios de importantes alzas en las ganancias del Intel y el banco de inversión JP Morgan.

Aunque Estados Unidos y Gran Bretaña presionan a la OPEP para que aumente su producción para bajar los precios, desde los mercados señalan que las cotizaciones deberían caer –entre otros factores– por la posibilidad de una recesión en la economía de los Estados Unidos, que significaría una merma en el consumo energético, y hasta por la importante expansión en la oferta que significaría la certificación de los 33 mil millones de barriles del yacimiento Carioca en Brasil. Sin embargo, para Roberto Kozulj, economista y profesor de la Fundación Bariloche, “de acá al 2015 la demanda va a crecer, al margen del ahorro energético y la situación norteamericana”. Kozulj destaca la importancia de la especulación en el aumento del precio del crudo y además indica que “si bien los países favorecen a que se reduzca la demanda, existen muchos proyectos para aumentar la producción alrededor del mundo, y los altos precios son un anticipo del incremento en la capacidad extractiva”.

La Reserva Federal (banca central estadounidense) volvió a alertar sobre la fragilidad económica de su país al señalar debilidades en todos los sectores: el inmobiliario sufre de anemia, se desaceleraron los préstamos al consumo y se produjo un deterioro en la calidad de los activos. En un documento que releva las condiciones económicas regionales, la FED volvió a alertar sobre las presiones inflacionarias que “fueron reportadas de manera consistente en el caso de los alimentos, la energía y muchas materias primas”. Además, el Departamento de Comercio anunció que el inicio de obras de construcción de nuevas viviendas cayó cerca del 12 por ciento en marzo. Sin embargo, el Gobierno anunció que el IPC del mes pasado subió 0,3 por ciento. Esta cifra no sorprendió, ya que rondaba alrededor de lo esperado por la mayoría de los analistas.

La “moderación” de los índices de inflación deja abierta la posibilidad para que la FED vuelva a recortar las tasas de interés hacia fin de mes. Ben Bernanke, titular de la máxima autoridad monetaria de Estados Unidos, está apostando a que la de-saceleración económica termine asfixiando la inflación, pero el indescifrable comportamiento a nivel internacional de los precios de los alimentos, las materias primas, el petróleo y la energía se presenta como una traba importante para este mecanismo de ajuste de precios.

Mientras tanto, en el Viejo Continente la situación monetaria es cada vez más ajustada. La principal preocupación en Europa es la inflación, que el mes pasado se elevó hasta 3,6 por ciento, la mayor desde que se comenzó a medir de manera conjunta en los países de la zona euro. El aumento de precios al consumidor supera por un punto el objetivo de dos por ciento contemplado en el Pacto de Estabilidad de la Unión Europea. Por el momento, con el objetivo antiinflacionario entre ceja y ceja y cuando comienzan a peligrar los resultados comerciales de algunos países por la apreciación de la moneda europea, el Banco Central regional continúa manteniendo sus niveles de tasa de interés, a la espera del desarrollo de la crisis en Estados Unidos.