Jueves, 17 de abril de 2008 | Hoy
EL MUNDO › EL EX OBISPO ENCABEZA UNA COALICION QUE INCLUYE AL PARTIDO LIBERAL Y A LOS MOVIMIENTOS SOCIALES
Tras 61 años de dominio del Partido Colorado, Fernando Lugo, suspendido por el Vaticano, es favorito en las elecciones del domingo.
Por Jorge Marirrodriga *
Desde Asunción
Gracias a los votos en unas ocasiones o por la intervención de las botas militares en otras, desde que fuera fundado en 1887 el Partido Colorado, de tendencia conservadora, ha estado casi siempre en el poder en Paraguay. De los 121 años transcurridos desde entonces apenas han pasado cuatro décadas sin sujetar las riendas del país y de eso hace ya 61 años. Por eso el próximo domingo este país de seis millones de habitantes puede vivir una jornada histórica si se confirman los sondeos y Fernando Lugo, un obispo suspendido a divinis por el Vaticano, se alza con la victoria en las elecciones presidenciales derrotando a la candidata colorada Blanca Ovelar, quien también aspira a hacer historia convirtiéndose en la primera presidenta de la República.
Con un territorio azotado por el dengue y la fiebre amarilla, una riada constante de emigrantes que han cambiado a la cercana Argentina por la más lejana pero rentable España, un nivel de corrupción reconocido como problema número uno por el gobierno y un producto interior bruto entre los más bajos de Latinoamérica, Paraguay vive las últimas horas antes de un cambio drástico en la manera de gestionar lo público que ha permanecido igual durante decenios. Continuismo es una palabra prohibida y todos los candidatos, oficialismo incluido, proclaman que encarnan el cambio, y eso que casi el 20 por ciento de los aspirantes a uno de los 45 escaños de senador o a los 80 escaños de diputado reconoce que tiene un familiar directo que trabaja en la administración pública.
El suspendido obispo Lugo, que se presenta por la Alianza Patriótica por el Cambio (APC), lidera las encuestas con el 34,5 por ciento de las preferencias, seguido por Blanca Ovelar con el 28,9 por ciento y con un porcentaje similar por el ex general –condenado por golpista, exiliado en Brasil y Argentina y posteriormente perdonado– Lino Oviedo, líder de la Unión Nacional de Ciudadanos Eticos (UNCE). Con un programa basado en la reforma agraria, la revisión de los acuerdos energéticos con Brasil y Argentina y el apoyo de las clases populares, Lugo, un prelado próximo a la Teología de la Liberación, ha conseguido hacer temblar los cimientos de un sistema que parecía inmutable. Sus posibilidades de victoria son tan reales que en las últimas horas el Vaticano estudia la posibilidad de levantarle la suspensión y concederle una dispensa –dicho llanamente cambiar la sanción por un despido pactado–, para no comenzar con mal pie las relaciones con el nuevo jefe de Estado latinoamericano en caso de que venza.
Sin embargo, también a medida que se aproxima la hora de votar aumentan las voces que advierten que el Partido Colorado no dejará escapar la victoria y menos si la distancia se reduce, tal y como está sucediendo en las últimas semanas. Fraude es un término repetido a menudo y la APC ya ha presentado denuncias por supuestas actas falsificadas. Y en la campaña nadie está ahorrando munición gruesa. El presidente saliente, Nicanor Duarte, cuyas salidas de tono traen de cabeza al equipo de la candidata oficialista, denunció el miércoles la presencia en Paraguay de grupos de venezolanos y ecuatorianos dispuestos a incendiar gasolineras y propiedades privadas para provocar desórdenes y sembrar el caos cuando se confirme la derrota de Lugo. También se han multiplicado las apariciones en televisión de la madre de Cecilia Cubas, hija del ex presidente Raúl Cubas, secuestrada y asesinada en 2005 por un grupo vinculado a las FARC (la mayor guerrilla de Colombia). La mujer pide que no se vote a Lugo, recordando el ambiguo papel del obispo en el secuestro y su relación con los secuestradores. En tono literalmente más apocalíptico, en Asunción abunda la cartelería que proclama a Lugo como La Bestia que lleva el país al infierno.
Lo peor para el Partido Colorado es que si pierde el poder después de 61 años será luego de un convulso proceso de elecciones primarias para elegir candidato, donde Blanca Ovelar se impuso al vicepresidente Luis Castiglioni entre acusaciones mutuas de fraude. Luis Castiglioni no le ha perdonado a su partido el haberle apartado de la carrera presidencial y ha hecho bueno el dicho de que “tu peor enemigo es tu hermano”.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.
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