Viernes, 13 de junio de 2008 | Hoy
ECONOMíA › EL LOCKOUT DE MAS DE TRES MESES NO FRENO LAS EXPORTACIONES AGROPECUARIAS, QUE NO BAJARON, SINO QUE SUBIERON
Se despacharon al exterior más toneladas de cereales, oleaginosas y subproductos en enero-mayo de este año respecto del mismo período de 2007. También subió la facturación.
Por Roberto Navarro
A pesar de que desde el 13 de marzo la dirigencia del campo viene sosteniendo, con breves interrupciones, un lockout y la orden de no exportar granos, en los primeros cinco meses del año se despacharon al exterior 28,8 millones de toneladas de granos y subproductos, 893 mil toneladas más que en el mismo período de 2007. PáginaI12 tuvo acceso exclusivo a datos de Aduana que reflejan que por esas ventas los exportadores percibieron, luego de descontar las retenciones, 10.399 millones de dólares, un 63 por ciento más que los 6371 millones de dólares que habían conseguido en los primeros cinco meses del año pasado. La empresa que más exportó fue Cargill, que facturó 2364 millones de dólares. La que más creció fue Aceitera General Deheza, del senador Roberto Urquía, que ganó la banca por el kirchnerismo, que incrementó sus ventas externas respecto del mismo período de 2007 en un 98 por ciento. Las cifras revelan que el lockout no es para las exportaciones, como aseguran las cuatro entidades del sector: la protesta, y su consecuente escasez de alimentos, la padecen los consumidores argentinos. Además, el fuerte crecimiento de los despachos al exterior da cuenta del excelente momento que vive el sector.
Los productores aseguran que con las nuevas retenciones móviles la soja dejó de ser negocio. Pero hasta el 31 de mayo llevaban embarcados 3,78 millones de toneladas de la polémica oleaginosa, un 18 por ciento más que en la misma fecha de 2007. Aún con la suba de las retenciones, los exportadores recibieron por la soja 1363 millones de dólares, un 70 por ciento más que en los primeros cinco meses del año pasado. Del total de las ventas externas de soja, el 80 por ciento se registró durante el período del conflicto, entre mediados de marzo y fines de mayo, ya con las nuevas retenciones. Aunque los dirigentes del campo aseguran que frenaron las ventas externas de granos, Argentina se mantiene como el segundo exportador del mundo de maíz. Hasta el 31 de mayo despachó 7,4 millones de toneladas, un 9 por ciento más que en el mismo lapso del 2007. Pero más impresionante fue el aumento de los ingresos: 1683 millones de dólares, un 71 por ciento más que los 986 millones del año anterior.
El dirigente agropecuario más duro en la pulseada con el Gobierno, el presidente de la Federación Agraria de Entre Ríos, Alfredo De Angeli, dijo en varias oportunidades que su estrategia no era desabastecer el mercado local, sino parar las ventas externas para generar déficit comercial y así convencer al Gobierno de que debía bajar las retenciones. Incluso justificó la detención de camiones internacionales con el argumento de que si no podían exportar “tampoco vamos a permitir importar”. Pero los datos de Aduana a los que accedió PáginaI12 indican que los despachos al exterior no sólo no se frenaron, sino que aumentaron.
Las cámaras de televisión puestas sobre los cortes de ruta más duros no son suficientes para mostrar la realidad: los registros de Aduana muestran que los productores, mientras salen en televisión, pueden, además de seguir sembrando y cosechando, seguir despachando cada vez más granos, aumentando sus ingresos en un porcentaje envidiable y mantener sus mercados internacionales (ver aparte). Fuentes del sector que pidieron mantener en reserva su identidad explicaron a PáginaI12 cómo lo logran: “Muchos productores de la zona núcleo llegan al puerto por caminos alternativos; otros más alejados están utilizando barcazas en lugar de camiones. Además, la estrategia de levantar el lockout por una o dos semanas para negociar fue permitiendo, aun con fuertes embotellamientos, la llegada a puerto de los camiones que fueron detenidos durante el conflicto”. Un factor importante para el manejo logístico durante el lockout es que las grandes aceiteras y cerealeras, como Molinos, Cargill y Aceitera General Deheza, tienen sus silos sobre el puerto. Así pudieron recibir y acopiar durante los períodos de tregua hasta que llegaran los barcos a cargar.
El único grano que la Aduana registró una caída de un 5 por ciento en la exportación fue el trigo. Fueron 306 mil toneladas menos. Ahora el Gobierno autorizó a exportar un millón de toneladas que en estos días fueron registradas, cuando antes estaban en el limbo. Además, por razones estacionales, es el grano que más se exporta entre febrero y mayo. Según especialistas en comercio exterior, parte de las existencias en negro son exportadas. Una de las maniobras utilizadas es que los barcos declaren que vienen con media bodega cargada en Uruguay. Así, cargan el barco completo y declaran la mitad.
Una parte de los granos producidos por el campo se exportan con valor agregado. Es el caso de la harina de trigo, producto que mostró un importantísimo crecimiento en estos primeros cinco meses de 2008. Fueron 484 mil toneladas de despachos externos, un 52 por ciento más que las 320 mil toneladas del mismo período de 2007. Los ingresos por las ventas externas de harina aumentaron un impresionante 175 por ciento, pasando de 76 millones de dólares en 2007 a 206 millones este año. También el aceite de girasol eludió el lockout: despachó 559 mil toneladas, un 25 por ciento más que entre enero y mayo del año pasado. Los ingresos por esas ventas fueron de 711 millones de dólares, 144 por ciento más que en el mismo período de 2007.
Volviendo al producto que desató el conflicto entre el Gobierno y el campo a partir del 11 de marzo, parte de la soja se exporta convertida en aceite. Una muestra más de las contradicciones del lockout lo revela el hecho de que Argentina logró mantenerse como el primer exportador del mundo en aceite de soja. En cinco meses despachó 2,05 millones de toneladas de este producto, sólo un tres por ciento menos que en 2007. Pero las facturó a 2095 millones de dólares. Es decir que consiguió 843 millones de dólares más que el año pasado: un aumento del 67 por ciento.
En el primer trimestre del año las exportaciones de carne vacuna estuvieron restringidas y en algunos momentos directamente suspendidas por el Gobierno, con el objetivo de frenar la suba del precio en el mercado interno. A raíz del conflicto el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, negoció la apertura de las ventas externas con la condición de que se mantengan los precios de 13 cortes populares. Los dirigentes afirman que el acuerdo no se cumplió. Pero los números de Aduana indican lo contrario. Entre abril y mayo, en pleno lockout, se exportó la mayor parte de las 144 mil toneladas vendidas al exterior en los primeros cinco meses del año. Y así las exportaciones anuales sólo cayeron un 14 por ciento con respecto a enero-mayo de 2007. De todas maneras, medido en divisas, recibieron 565 millones de dólares, un 13 por ciento más que los 498 millones de 2007.
De los 10.399 millones de dólares que exportó el campo en lo que va de 2008, el 92 por ciento lo vendieron diez empresas. Las que más exportaron fueron Cargill, con 2364 millones de dólares; Bunge, 1415 millones; LDC Argentina, 1169 millones; Aceitera General Deheza, 1106 millones, y Molinos Río de la Plata, 644 millones de dólares. Estos datos dan cuenta de la enorme concentración del negocio de la exportación de la producción agropecuaria. Estas enormes compañías tienen, en algunos casos, campos propios; también se asocian con los grandes productores y pools y además les compran la cosecha a los más pequeños, realizándole la retención en el momento de la operación.
El discurso de la dirigencia agropecuaria es que por culpa del conflicto, cuya responsabilidad es del Ejecutivo, el país se está perdiendo la enorme oportunidad de abastecer a un mundo que demanda alimentos cada vez a mayores precios. El informe de la Aduana demuestra que, por lo contrario, el negocio de la exportación lo está aprovechando a pleno y que el lockout, dispuesto para defender sus aún más abultados bolsillos, sólo ha tenido como efecto concreto desabastecer el mercado interno e impulsar al alza los precios de los alimentos.
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