El gobierno de Brasil puso en marcha nuevas acciones para financiar las exportaciones de empresas y enfrentar así una de las consecuencias de la crisis financiera internacional que ya está repercutiendo sobre el país vecino. El Banco Central prestará a las instituciones financieras fondos que podrán ser utilizados “todo o en parte” para costear operaciones de comercio exterior. “Nuestro principal problema es la falta de liquidez, principalmente para financiar las exportaciones”, aseveró el ministro de Hacienda, Guido Mantega, quien también reconoció que el país no saldrá “ileso” de la crisis.

En un comunicado difundido por el Consejo Monetario, que también es presidido por el titular de Hacienda, se indicó que “las medidas anunciadas apuntan a facilitar el acceso al crédito por los exportadores y por las empresas que puedan tener problemas de capital de giro”. Esos empréstitos son diferentes a otros instrumentos de préstamo de dólares “con compromiso de recompra”, usados por el Banco Central brasileño en los últimos días para intentar frenar la caída del real.

Entre otras medidas adoptadas para aumentar la liquidez en el sistema financiero, la entidad que conduce Henrique Meirelles aprobó una resolución que amplía el uso que las instituciones pueden dar al encaje legal obligatorio sobre depósitos a plazo. Los bancos podrán usar hasta el 70 por ciento del encaje para adquirir valores de renta fija y papeles comerciales de personas físicas y jurídicas no financieras. Entre las condiciones para esta flexibilización, las instituciones deberán poseer un patrimonio de referencia de 7000 millones de reales (unos 3250 millones de dólares).

Por su parte, el ministro de Planificación, Paulo Bernardo Silva, señaló que los mercados de valores parecen haber sido tomados “por un bando de locos”. “Se entiende que haya una mayor preocupación en los mercados, pero no esta histeria que a veces lleva a la Bolsa a subir un cinco por ciento y a bajar un diez por ciento otro día”, reflexionó Silva, quien agregó que si se continúa corriendo detrás de lo que dicen los operadores de Bolsa, “el país acabará enloqueciendo también”.