Viernes, 17 de abril de 2009 | Hoy
ECONOMíA › ENTREVISTA A EDUARDO BIANCHI, SUBSECRETARIO DE POLITICA Y GESTION COMERCIAL
El funcionario defendió ante Página/12 la decisión de ampliar las licencias no automáticas para demorar las importaciones que afectan a sectores sensibles. Aseguró que los híper deberán ampliar su oferta de productos nacionales.
Por Fernando Krakowiak
El Gobierno amplió el lunes las trabas para demorar la importación de electrodomésticos, productos textiles, metalúrgicos y guitarras. En diálogo con Página/12, el subsecretario de Política y Gestión Comercial del Ministerio de la Producción, Eduardo Bianchi, afirmó que la medida es para preservar los niveles de empleo en sectores sensibles a los cuales les llevó varios años recrear sus capacidades productivas luego de la debacle que sufrieron en la década del ’90. Además, aclaró que los principales retails del país, como Wal Mart, Carrefour, Coto, Falabella, Zara y C&A, deberán ampliar la oferta de productos nacionales en sus góndolas, tal como se comprometieron hace menos de diez días ante la ministra Débora Giorgi.
–¿Por qué extendieron las licencias no automáticas?
–Lo que hicimos fue incorporar a ese régimen a un grupo de productos que en su mayoría son confecciones de bebé y niños. Ese es un sector conformado por muchas pymes que está siendo afectado por importaciones del sudeste asiático que ingresan a precios irrisorios. Lo que permiten las licencias no automáticas es realizar, durante el plazo que demora la autorización, un monitoreo para saber de dónde vienen los productos y a qué precios. Además, se establecieron, por ejemplo, licencias no automáticas para guitarras porque sus fabricantes están siendo muy castigados por las importaciones chinas y estaban pidiendo que se tome algún tipo de medida desde hace cinco años. Argentina se caracterizaba por una producción de guitarras criollas muy importantes y hoy en día quedan apenas un puñado de empresas. Son eficientes e incluso exportan, pero no pueden competir con guitarras que ingresan a precios que son inferiores a sus costos.
–¿No pueden subir el arancel en lugar de establecer licencias no automáticas?
–No podemos porque el Mercosur tiene un arancel externo común y para modificarlo hay que coordinar con Brasil, Uruguay y Paraguay. Por eso apelamos a esta medida que no es una prohibición de exportación, pero nos permite prever lo que va a pasar. Si el producto que está por ingresar viene a un precio muy bajo, iniciamos una investigación por dumping. En este momento hay cincuenta casos abiertos por denuncias de dumping.
–Algunas multinacionales estadounidenses que integran AmCham se quejan porque dicen que las licencias no automáticas les frenan arbitrariamente la importación de productos que ya pagaron y que no pueden vender. Uno de los que reclamó fue Wal Mart.
–Eso fue algo que ocurrió el año pasado, pero hace menos de diez días la ministra Débora Giorgi estuvo reunida con los retails más importantes, incluido Wal Mart, Carrefour, Coto, Falabella, Zara y C&A, cerrando un acuerdo sobre el que trabajamos en enero y febrero. Ellos van a tener previsibilidad para todo el año sobre lo que van a importar, pero a cambio se comprometieron a aumentar la oferta de productos nacionales para colaborar con el mantenimiento del nivel empleo en los sectores más sensibles a las importaciones.
–También hay algunas industrias que se quejan porque las restricciones afectan su provisión de insumos. De hecho, la Resolución 121 que publicaron el lunes suspendiendo por 30 días la aplicación de licencias para el caso de los tornillos es un reconocimiento de esa situación.
–Ese sector está muy afectado por la importación. El 70 por ciento de los tornillos que se importan provienen de China a precios inferiores al costo de la materia prima. Hay un segmento de reposición que queremos monitorear porque hay competencia desleal, pero es un mercado muy difícil porque también hay otro segmento que utiliza los tornillos para ensamblar autos o aparatos eléctricos, al cual no queremos perjudicar. Cuando nos dimos cuenta de la dificultad existente para discriminar los tornillos que van a uno y otro segmento decidimos suspender la medida por treinta días.
–Algunas críticas también provienen de empresarios que proclaman la defensa de la industria nacional, pero cuando los costos suben se reconvierten rápidamente como importadores.
–No, en este momento hay muchas empresas preocupadas genuinamente por la importación porque no quieren echar gente. Ya pasaron por un período en que se destruyeron capacidades productivas y después costó mucho volver a recrearlas. Por ejemplo, formar a un obrero especializado puede llevar un par de años y nadie quiere desprenderse de esa gente. A esas empresas es a las que estamos tratando de ayudar, porque no queremos que sean víctimas de importadores ocasionales que aprovechan ofertas a precios irrisorios, subfacturan y después cambian de nombre para que nadie los pueda encontrar.
–¿Cómo está avanzando la negociación con Brasil para que las importaciones provenientes de ese país no afecten la producción nacional?
–Las negociaciones entre los empresarios de ambos países están encaminadas, pero en este contexto de crisis no es fácil llegar a un acuerdo. Incluso hay sectores en los cuales es difícil acordar sobre el tamaño del mercado del cual se está hablando. Por ejemplo, se habla de muebles de madera, pero hay que precisar si son de cocina, de dormitorio u otro tipo de muebles.
–Si los privados no se ponen de acuerdo, ¿los gobiernos no pueden hacer nada?
–En las reuniones hay presencia de funcionarios de ambos gobiernos que tratan de facilitar los acuerdos con distintas variantes, incluso en algunos sectores se trata de impulsar una integración productiva, pero son negociaciones que llevan tiempo.
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