La actividad económica cayó en junio 0,4 por ciento y en el primer semestre acumula una suba de apenas 1,1 por ciento, en ambos casos con respecto a igual período del año anterior, según informó ayer el Indec. El estancamiento ya había quedado evidenciado en mayo, cuando no hubo cambios respecto de igual mes de 2008, lo que en los hechos significaba una caída del PBI per cápita. La cifra de ayer mostró un leve empeoramiento de la situación y además se difundió una revisión a la baja del dato de mayo, que finalmente arrojó una caída de 0,3. De este modo, la contracción de 0,4 de junio, que podría haber sido presentada hoy como la primera del producto en siete años, terminó siendo la segunda, lo que confirma que la economía está en crisis.

El Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE) reúne algunos de los indicadores que se utilizan para medir la evolución del Producto Interno Bruto, anticipándose a ese dato más abarcativo de difusión trimestral. La cifra de ayer no hace más que confirmar la caída que ya se había empezado a notar a partir de la divulgación de las estadísticas por sector. La industria manufacturera creció en junio uno por ciento en términos interanuales, pero acumula un retroceso de 1,4 en el semestre y cayó 0,6 con respecto a mayo. De hecho, el sector automotor, uno de los principales motores de los últimos años, lleva acumulado un retroceso de 27,8 por ciento en el primer semestre.

La siderurgia también sigue sin recuperarse. Los datos del Indec indican que la producción de acero cayó 29 por ciento en junio y acumula un derrape de 31,1 en el semestre. Mientras que el Centro de Industriales Siderúrgicos afirma que la caída en el semestre es mayor aún y llega al 42 por ciento. Otro sector de fuerte incidencia es la construcción, que retrocedió 2,9 por ciento en junio y acumula una baja de 2 puntos en el semestre. De hecho, los despachos de un insumo clave de la actividad como el cemento portland cayeron 6,2 por ciento.

La economía local evidencia el impacto provocado por la crisis internacional y, si se toma en cuenta lo que está ocurriendo en los países desarrollados, podría haber sido incluso peor si no fuera por las medidas contracíclicas que tomó el Ejecutivo en los últimos meses. El impulso de las paritarias, los créditos para consumo y los hipotecarios a tasas promocionales y la obra pública fueron las principales acciones. Además, esas medidas se completaron con una restricción de las importaciones provenientes de los países asiáticos y de Brasil.

El dato del EMAE vuelve factible la posibilidad de que el indicador del PBI termine confirmando la entrada en recesión el mes próximo. De hecho, eso podría producirse sólo si hay una revisión de la cifra correspondiente al primer trimestre. El cuarto trimestre de 2008 arrojó una caída de 0,3 por ciento y el primero de este año una suba de apenas 0,1 por ciento que, de ajustarse a la baja, tal como ocurrió con el dato del EMAE de mayo, se estaría ya en recesión. Por ejemplo, en febrero se informó que en el cuarto trimestre de 2008 la actividad había caído 0,3 por ciento en relación con el período inmediatamente anterior y luego el dato definitivo terminó arrojando una baja de 0,5 por ciento. Si en esta ocasión ocurre lo mismo, la suba de 0,1 podría convertirse en un retroceso de 0,1 por ciento y la recesión quedaría decretada de modo automático. En ese caso, habrá que ver si los que desconfían del Indec finalmente le creen.