Martes, 1 de septiembre de 2009 | Hoy
ECONOMíA › EL ECONOMISTA JEFE DEL FONDO DIJO QUE LOS CRéDITOS BLANDOS SE DAN A PAíSES “QUE SE PORTAN BIEN”
Oliver Blanchard participó de un seminario invitado por el Banco Central. Hoy será recibido por Amado Boudou, en otro paso de recomposición de las relaciones con el organismo. El economista afirmó que los préstamos flexibles tienen “prerrequisitos”.
Por Tomás Lukin
Despacito y tratando de hacer poco ruido, el Fondo Monetario Internacional está volviendo al país para reunirse con funcionarios del Gobierno. Esta vez es el turno del economista jefe del organismo, Olivier Blanchard. El francés llegó invitado por el Banco Central para participar de las Jornadas Monetarias y Bancarias organizadas por la entidad que conduce Martín Redrado. Hoy se reunirá con el ministro de Economía, Amado Boudou. El Gobierno quiere “normalizar” las relaciones con los mercados financieros internacionales y para eso, junto con la reapertura en las negociaciones con los holdouts y el Club de París, apunta a recomponer el vínculo con el cuestionado FMI. Durante su estadía, Blanchard mantendrá además una serie de encuentros con economistas argentinos para empaparse con sus opiniones sobre la realidad del país y volver a Washington “bien informado”.
A diferencia de la visita que realizó la semana pasada el chileno Nicolás Eyzaguirre, director del FMI para el Hemisferio Occidental, Blanchard no se refirió al Indec ni a las revisiones anuales de la economía argentina establecidas en el artículo IV del estatuto del organismo. En su presentación, el francés habló sobre las distintas herramientas de provisión de liquidez: los préstamos bilaterales o regionales, la emisión de DEG y la línea de crédito flexible, “sin condicionalidades pero con prerrequisitos”, que el organismo lanzó en marzo.
El economista del Fondo sostuvo que la acumulación de reservas como mecanismo precautorio, uno de los ejes en política monetaria y cambiaria del Gobierno desde 2003, “es ineficiente y costosa si es muy grande e inactiva”. También remarcó la falta de eficiencia en la reciente emisión de DEG por 250 mil millones de dólares, ya que “los países a los que apuntamos reciben sumas ridiculamente pequeñas”, mientras que las grandes potencias se llevan la mayor parte. Al Banco Central le tocaron 2500 millones. La mejor alternativa para Blanchard son las líneas de crédito flexible contingente que ofrece el organismo.
El funcionario del Fondo subrayó la relevancia de estos créditos “accesibles para aquellos que se portan bien y con conjunto de buenas políticas”, como mecanismo incipiente para asegurar la provisión de liquidez. Hasta ahora sólo accedieron México por 47.000 millones de dólares, Polonia por 21.000 millones y Colombia por 11.000 millones, países que siguen las recetas ortodoxas del Fondo. En ese sentido, el economista propuso generalizar el acceso a este tipo de líneas mediante un mecanismo que les cobre a los países una prima variable para acceder a estas líneas basada en el riesgo de solvencia. Si se desarrolla, podría abrirse una ventana para el gobierno argentino que hacia fin de año terminará de definir qué hacer con el relevamiento de la economía local previsto en el artículo IV del estatuto del FMI.
El anfitrión, Martín Redrado, defendió la política cambiaria y monetaria oficial y señaló que “la caída libre quedó atrás”. También remarcó la importancia de la coordinación de las políticas, ya que “aún hoy, con señales de mejora en la actividad en algunos mercados, la estrategia de salida de políticas fiscales y monetarias pueden volcar la balanza hacia cualquiera de los extremos” (ver aparte).
El consejero económico del Fondo, que en mayo de 2002 firmó una solicitada en apoyo a Domingo Cavallo en el New York Times, luego de que el ex ministro de Economía quedara preso por la venta ilegal de armas, escribió recientemente un documento donde el FMI resalta la importancia de las políticas fiscales expansivas para impulsar la demanda en medio de la crisis. Blanchard promueve en los trabajos oficiales la expansión del gasto, pero a lo largo de la crisis el FMI continuó aplicando las mismas recetas fallidas –fuertes ajustes fiscales, congelamiento de salarios y suba de tasas– a países como Rumania, Hungría, El Salvador, Letonia, que solicitaron créditos para enfrentar la crisis.
Finalizada la exposición del economista jefe del FMI, Página/12 consultó a Mario Blejer, que formó parte del staff del Fondo hasta 2001, sobre el significado del “conjunto de buenas políticas” al que se refirió Blanchard: “No sé qué quiere decir con eso y tampoco qué implica que un país se comporte mal. Otra cosa que no entiendo es por qué si las líneas de crédito flexibles son tan buenas sólo las recibieron tres países”, respondió el ahora asesor permanente de Boudou. “Se lo voy a preguntar cuando lo vea”, prometió.
Más contundente que Blejer fue el vicepresidente de la Comisión Nacional de Valores, Alejandro Vanoli: “Cómo puede ser que países con superávit en cuenta corriente y crecimiento sostenido a tasas altas no puedan acceder a las líneas flexibles y otros con déficit fiscal y comercial sí. Queda claro que el indicador de políticas consistentes es una definición absolutamente política”, comentó a Página/12.
Además del encuentro con el ministro de Economía y con Blejer, Blanchard mantendrá varias reuniones con algunos conocidos economistas de la city porteña y también se verá con especialistas de orientación heterodoxa. Desde el Palacio de Hacienda, les quieren bajar el tono a las visitas, pero al mismo tiempo remarcan que Boudou y el economista francés se volverán a ver pronto: esta semana compartirán en Londres los encuentros preparatorios para la próxima cumbre del G-20, y a comienzos de octubre estarán en Estambul, durante la asamblea del FMI.
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