El jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, desmintió ayer que el Gobierno esté evaluando la estatización de Telecom Argentina. “El objetivo nunca fue ése, sino que se desprenda de los bienes que tiene que desprenderse, como sucede en cualquier parte del mundo donde se está en presencia de un monopolio”, afirmó. Consultado sobre qué ocurriría si el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, eleva un pedido a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner para que se revea la medida, el funcionario respondió que “no hay pedido que valga, acá hay que cumplir con la ley”. La Comisión Europea, mientras tanto, confirmó ayer que estudiará el caso tras la petición de los principales operadores europeos de telecomunicaciones que denuncian una “confiscación” de las acciones de Telecom.

La disputa por el control de la empresa comenzó en abril de 2007, cuando Telefónica de España acordó su ingreso en Telecom Italia y, de manera indirecta, en Telecom Argentina, su principal competidor en el país. La operación se concretó en octubre de ese año, pero las empresas intervinientes se negaron a notificar los cambios accionarios ante la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia. La autoridad regulatoria inició entonces una investigación de oficio y el pasado 27 de agosto emitió un dictamen que obliga a Telecom Italia a vender su filial argentina en el plazo de un año. Los italianos apelaron esa decisión ante la Justicia. Entonces el Gobierno amenazó a la empresa con enviar al Congreso un proyecto de ley para quitarle la concesión si no avanzaba con la venta. Eso motivó todo tipo de especulaciones, incluso se barajó la posibilidad de que la firma vuelva a manos del Estado.

El Gobierno dejó correr la versión hasta ayer, cuando Aníbal Fernández la descartó de manera tajante, aunque eso no significa que no puedan llegar a quitarle la concesión para volverla a privatizar. “No hay que hacer conjeturas, hay que dejar que todo marche despacito. Hay que insistir sobre la particularidad de que la empresa se desprenda de lo que se tiene que desprender. Cuando llegue el momento, se tomarán las decisiones que se tengan que tomar”, se limitó a decir Fernández.

Luego trató de demostrar que no hay un encono especial con los italianos sino sólo la intención de cumplir con la ley: “Hubo dos fusiones muy importantes de las cuales tuvimos que participar en Defensa de la Competencia: la venta de Quilmes a Ambev, una de las cervecerías más importantes del mundo, que tuvo que desprenderse de plantas de Brahma en Luján, de la marca Palermo y algunas otras cosas, y la venta de Pecom a Petrobras, que tuvo que desprenderse de Transener. Así funciona el mundo”, indicó.

Los italianos, sin embargo, no se resignan y vienen desplegando un intenso lobby para que las autoridades europeas presionen al gobierno argentino. Ayer obtuvieron un primer resultado positivo cuando la Comisión Europea informó que estudiará el caso a pedido de la Asociación Europea de Operadores de Redes de Telecomunicaciones. Sin embargo, la vocera del organismo, Pía Ahrenkilde, dejó entrever que no hay mucho que se pueda hacer. “Los poderes comunitarios no se extienden hasta terceros países, si bien pueden existir acuerdos a tener en cuenta”, comentó al ser consultada sobre las acciones a tomar si Argentina nacionaliza Telecom.