Los gobiernos de Argentina y Brasil se comprometieron ayer a analizar la reducción o flexibilización de las licencias no automáticas de importación. La declaración está más en línea con la intención de Brasil de liberalizar el comercio, siendo su mayor aspiración la eliminación de estos controles. En cambio, la Argentina destaca el mecanismo como una vía de protección frente a la competencia importadora, en particular la poderosa industria brasileña. El intercambio se dio ayer en un encuentro donde participaron el secretario de Industria, Eduardo Bianchi; el secretario de Desarrollo de Brasil, Iván Ramalho, y el subsecretario de Comercio de aquel país, Welber Barral. Por otro lado, la presidenta Cristina Fernández, junto al canciller Jorge Taiana, se reunió con su par brasileño, Celso Amorim. Trataron temas de integración regional, la cooperación internacional en Haití y Honduras y anticiparon la visita del presidente Lula en marzo. “Con la Argentina tenemos el mejor entendimiento”, destacó Amorim.

Durante el encuentro en Industria los funcionarios expresaron más coincidencias en materia comercial con respecto a meses atrás. Admiten que los trámites para la liberación de licencias no automáticas en los dos lados de la frontera se han agilizado. “Respecto de meses anteriores, donde las licencias se liberaban en un plazo mayor a los 60 días, ahora hay una mejoría bastante grande”, resaltó Ramalho.

La causa principal de esta mejoría en las relaciones es el cambio en la coyuntura económica. Las fuertes caídas industriales a principios de 2009 estuvieron motivadas por expectativas negativas que luego no se cumplieron en su totalidad, lo que sumado al repunte de la demanda externa y las políticas anticíclicas motivó, en ambos países, la recuperación económica. Reflejo de ello es el desempeño de enero, donde el comercio bilateral creció en forma interanual más de un 50 por ciento. Esta situación permitió distender ciertos controles comerciales, luego de que durante el año hubiera habido una serie de fuertes cruces por estas regulaciones.

Los duros reclamos entre los gobiernos de Argentina y Brasil por las regulaciones quedaron atrás, pero las diferencias de fondo persisten y se visualizaron en el encuentro de ayer. Si bien el compromiso fue el de analizar los casos donde sea posible una reducción o flexibilización de licencias, durante la charla posterior con los periodistas la delegación brasileña resaltó en más de una ocasión que el ideal a alcanzar es eliminar las licencias. Es decir, liberalizar totalmente el comercio. Para la Argentina, en cambio, la búsqueda pasa por cuidar a aquellos sectores que no puedan competir con Brasil. “Las licencias son un instrumento fundamental para preservar el empleo”, indicó Bianchi. La declaración final del encuentro muestra que la presión brasileña surtió efecto.

El problema de fondo es que la capacidad y potencialidad industrial de los brasileños es muy superior. Para ello influye que el mercado interno sea inmensamente mayor en el país vecino y las políticas industriales que se aplican allí de forma consistente desde mediados del siglo pasado. Ante ello, la Argentina adopta una posición defensiva, aunque procura generar acuerdos de integración que permitan re-equilibrar las estructuras industriales. Un ejemplo, según marcaron los funcionarios, es el sector automotor, que cerró el 2009 prácticamente en equilibrio comercial y en 2010 –estimó Ramalho– podría seguir de la misma forma. Además, los ministros de Economía e Industria, Amado Boudou y Débora Giorgi respectivamente, se reunieron con sus pares brasileños de cara al convite de hoy, que forma parte de los encuentros triministeriales cada 45 días que idearon ambos presidentes en la cumbre que protagonizaron en noviembre.

Informe: Javier Lewkowicz.