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La lechería marcaría un record de producción en 2010, llegando a los 10.600 millones de litros, lo que además representa un alza del 5 por ciento con respecto al año pasado. El pronóstico proviene de un estudio del Centro de Industria Lechera (CIL). Según resalta el informe, este nivel de producción permitiría abastecer el mercado interno y además incrementar las exportaciones.

El dato contrasta con las repetidas declaraciones de la dirigencia rural acerca del estado “terminal” de la actividad. Para explicar la mejora, el CIL destaca la recuperación de los precios internacionales y el buen desempeño del mercado interno, que no bajó su nivel de consumo en el marco de la crisis. Además, la recomposición de los suelos luego de la sequía de la campaña pasada permite una reducción de costos que incentiva la oferta.

La producción de leche en 2009 fue de 10.100 millones, una leve retracción con respecto a 2008. Las mejores condiciones generales de la economía y particulares del sector llevan a que se pronostique el alza para este año hasta los 10.600 millones. “La Argentina tendrá una promisoria situación en su sector lácteo para este año”, indica el informe. Explica que “felizmente los precios internacionales se fueron recuperando y el mercado interno se mostró sostenido”.

Según otras estimaciones privadas, el precio que recibirán los tamberos será de un peso por litro. Ese valor es el que actualmente se percibe en promedio, pero gracias al subsidio del Estado, que aporta unos 20 centavos. Sin embargo, la recomposición de los mercados en 2010 permitiría acceder a ese precio sin la ayuda oficial. El CIL asegura que el volumen proyectado permitirá que “el mercado nacional esté plenamente abastecido” y que también sea posible “atender los más de cien destinos externos”. Agrega que el “reacomodamiento de los precios –al alza– permite hoy una aceptable asignación retributiva a los productores”. Actualmente hay 700 procesadoras de lácteos, de las cuales quince procesan el 60 por ciento del total de leche. Esta situación puede explicar parte de las quejas de la dirigencia rural, que persisten a pesar de los buenos pronósticos.