ECONOMíA › LAS VARIABLES DE UNA DURA DISCUSIóN EN PEKíN POR LAS EXPORTACIONES DE ACEITE DE SOJA

El difícil arte de pulsear con China

Dentro del hermetismo con el que se desarrollan las negociaciones, trascendió que una salida posible sería consensuar un control voluntario de ambas partes a sus exportaciones: calzados y textiles chinos y aceites argentinos.

“Si hay hermetismo, es porque la negociación es dura”, comentan cerca de la delegación argentina que viajó a China para resolver la traba que los asiáticos impusieron contra el aceite de soja. Mientras los chinos se quejan de la política de monitoreo comercial que aplica Argentina, los funcionarios locales incorporaron a la mesa de negociación el persistente saldo comercial bilateral desfavorable. La salida sería, según indican fuentes cercanas a la negociación, consensuar un acuerdo voluntario de exportación. Implicaría mantener las exportaciones de aceite de soja a cambio de que China otorgue cupos a sus exportaciones de calzado, textiles y otros productos afectados por las medidas antidumping y las licencias no automáticas de importación que aplica el Ministerio de Industria argentino. Desde el Senasa aseguraron a este diario que la parte sanitaria ya está arreglada. Resta lo más difícil.

En un doble juego de defenderse y procurar evitar defensas de terceros, el Gobierno busca, al igual que cualquier país en materia comercial, limitar la entrada de productos que afecten la industria local y maximizar las posibilidades de colocar las exportaciones. Para negociar la traba local a la importación de alimentos, en dos semanas recibirá la visita de los ministros de Economía y Desarrollo de Brasil, Guido Mantega y Miguel Jorge. A la par, otros funcionarios buscan que China deje de restringir sus compras de aceite de soja, segundo producto de exportación después de la harina de soja.

Además de la cuestión “proteccionista”, está la intención de China de incorporar valor agregado, reduciendo sus compras de aceite para elevar las de poroto de soja, de forma que su propia industria aceitera se desarrolle. La (implícita) respuesta provino del ministro de Economía, Amado Boudou. “El Gobierno está trabajando muy fuerte para agregar valor a las exportaciones a China, de manera que salga más aceite que poroto de soja”, indicó.

Durante abril y mayo no hubo embarques de aceite de soja, porque China elevó los topes máximos aceptables de solvente por litro. Como Argentina abastece el 45 por ciento de la demanda china de este producto, la medida afecta al país directamente. Pero las empresas que operan en el sector son, en su gran mayoría, multinacionales con sede en todos los países productores y vendedores, y utilizan tecnología de punta. Por ello, que estas empresas vean dificultadas en llegar al nuevo requerimiento tiene que ver con el exagerado piso asiático y no con una deficiencia local.

Una de las razones que habrían movido a China a aplicar la medida es la política de comercio administrado que se ejecuta desde la cartera de Industria. A partir de los antidumpings y las licencias no automáticas de importación, procuran controlar la entrada de productos chinos que amenacen con destruir puestos de trabajo en la industria local. Estas modalidades están previstas por la OMC, y de hecho en ningún caso China recusó su aplicación, cosa que sí ocurrió entre los asiáticos y Estados Unidos o la Unión Europea.

Según comentan cerca de la negociación, una opción para dirimir el conflicto sería desarrollar un acuerdo voluntario de comercio, algo similar a lo que ocurre entre Argentina y Brasil. “No es el camino más directo, tampoco es sencillo, pero es factible”, indican. De adoptarse, se podría mantener el nivel de ventas de aceite a cambio de negociar la entrada de ciertos productos chinos. En última instancia, se trataría de una entrada controlada y custodiada.

De la reunión en Pekín con el viceministro de Comercio Exterior, Shan Zhong, participaron el secretario de Comercio y Relaciones Económicas Internacionales, Alfredo Chiaradía; el secretario de Industria, Eduardo Bianchi; el embajador en China, César Mayoral, y el presidente del Senasa, Jorge Amaya. “El diálogo continuará por vía diplomática hasta tener un entendimiento en las próximas semanas”, indicó Chiaradía. Durante la jornada de hoy tendrá lugar otro encuentro a nivel técnico.

El viceministro chino, en tanto, manifestó que “la visita es una muestra de buena voluntad de la Argentina para encaminar aún más el vínculo entre ambos países”. Otra razón de la traba al aceite de soja tendría que ver con la estrategia global china de buscar reducir los precios de sus productos de importación, para contener la inflación interna que mina su competitividad.

Más allá de la importancia estratégica de China como socio comercial, los especialistas explican que la Argentina está bien parada para encarar esta negociación. Es que, por el volumen de producción local de aceite de soja, son exportaciones difíciles de reemplazar. Según un estudio interno del Senasa, los asiáticos tendrían aceite en stock para abastecerse por dos o tres meses. Pasado ese tiempo, deberían volver a comprar el producto.

La delegación argentina agregó un condimento adicional a la negociación. A la par que el comercio bilateral se ha incrementado fuertemente desde 2003, los funcionarios resaltaron que el déficit bilateral para la Argentina se viene incrementando desde 2008. En aquel año el rojo fue de 700 millones de dólares, en 2009 llegó a 1200 millones y en el primer cuatrimestre del año ya está en 800 millones (con una proyección anual de 2400 millones, el doble que el año pasado y más del triple que en 2008).

Informe: Javier Lewkowicz.

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China pretende importar menos aceite y más poroto de soja argentino, para expandir su propio sector industrial.
Imagen: Bernardino Avila
 
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