La Secretaría de Transporte autorizó ayer un aumento del 10 por ciento en promedio en las tarifas aéreas de los servicios de cabotaje de clase económica, que rige a partir de hoy. Es para hacer frente a los mayores costos operativos. Este ajuste les permitirá a Aerolíneas Argentinas y Austral reducir su déficit operativo, al mismo tiempo que oxigena las cuentas del resto de las firmas que operan en el país. La suba anterior se había producido en junio.

A través de la resolución 210/10, que fue publicada ayer en el Boletín Oficial, Juan Pablo Schiavi habilitó la modificación de las bandas que regulan el precio de los tickets aéreos locales imponiéndose un piso y un techo. En el texto se afirma que corresponde continuar con la aplicación “del proceso de articulación de las diversas estructuras tarifarias de los sectores de transporte aerocomercial y terrestre” y se aclara que “esta relación de proporción en la evolución tarifaria mantiene la ponderación de la sustituibilidad y la coordinación por interconexión que las distintas redes de transporte exhiben, manteniendo al mismo tiempo la proporción que evita situaciones distorsivas y estimula el fortalecimiento de las conexiones entre las mismas”.

En el anexo de la norma figuran los nuevos valores vigentes: Buenos Aires-Bahía Blanca, con una referencia de 243 pesos y un máximo de 462; Buenos Aires-Córdoba, 266 y 505, respectivamente; Buenos Aires-Mendoza, precios de 342 y 650; Buenos Aires-Jujuy, 427 y 811 pesos, Buenos Aires-Bariloche, 473 y 899 pesos y para Buenos Aires-Mar del Plata 187 y 355 pesos.

La estrategia de regular el precio de los pasajes domésticos ha sido cuestionada por algunas aerolíneas en los últimos años, ya que las firmas aspiran a la liberación total, a semejanza del criterio que rige para los pasajes internacionales. Uno de los argumentos es que esa anhelada liberalización les permitiría instrumentar con mayor flexibilidad la política denominada de revenue management, que permite oscilar el valor de cada ticket en función del momento en que se hace la compra y del nivel de ocupación del vuelo. Así, sostienen, el costo promedio de viajar terminaría bajando, pero ese cambio no está contemplado en la agenda oficial, entre otros motivos, porque no hay ninguna garantía de que la promesa empresaria se cumpla.

Para sortear esta banda, más precisamente el piso, algunas aerolíneas les permiten a sus clientes completar el precio del pasaje con el millaje acumulado por los suscriptos al sistema de fidelización. Una forma de perforar el piso y poder vender pasajes por debajo del límite inferior indicado por el Estado y disputar así pasajeros a otras empresas. Algunos consideran a esa práctica como un dumping encubierto, pero no hubo cuestionamientos formales y el Estado tampoco avanzó con ninguna normativa destinada a impedirlo.