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La desconfianza en la efectividad de los mecanismos de protección para la banca europea provocó ayer una generalizada caída en las Bolsas del Viejo Continente. Las acciones representativas del capital de los principales bancos de Italia, Francia y Alemania registraron ayer bajas masivas, del 5 al 12 por ciento, como reacción a la declaración del Banco Central Europeo en contra de cualquier tipo de reestructuración de deudas soberanas (quitas o refinanciaciones) que provoquen pérdidas a los inversores.

Los temores al impacto de la crisis sobre el sistema bancario de la UE tuvieron mayor efecto que las noticias provenientes de Eslovaquia, indicando que se había destrabado el acuerdo para aprobar la ampliación del Fondo de Estabilización europeo. Este país era el único de la UE que no había dado su respaldo a la propuesta que pretende reforzar la malla de contención de la UE para los socios excesivamente endeudados. Pero ayer el Parlamento eslovaco le dio luz verde a la convocatoria de elecciones legislativas anticipadas, condición que había impuesto la oposición socialdemócrata para apoyar la ampliación del fondo europeo. Tras dar este paso, se aprobó la ampliación del FEEF por 114 votos a favor y 30 en contra.

El Banco Central Europeo emitió ayer un comunicado en el que manifiesta su “oposición frontal a todos los planes (de reestructuración de deuda pública) que no sean voluntarios o contengan elementos obligatorios”, en referencia al intenso debate abierto en las últimas jornadas sobre una quita de parte de la deuda griega. El BCE consideró que “cualquier acontecimiento de crédito” en tal sentido incrementaría “la necesidad de una amplia recapitalización de los bancos”.

Dicha señal provocó un descenso en el valor de los papeles de las entidades italianas Unicrédito (12 por ciento) e Intesa Sanpaolo (8,2), las francesas BNP Paribas (5,6) y Société Générale (6,7), y del alemán Deutsche (5,6).