Los gobiernos de Argentina y Brasil buscan reemplazar por producción regional la mayor cantidad de las autopartes que por un valor de 20 mil millones de dólares al año actualmente importan desde extrazona. Para mejorar la inserción en el mercado vecino, el secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, junto a unos 110 autopartistas, viajaron ayer a San Pablo en una misión comercial. El funcionario resaltó que las rispideces comerciales entre ambos países “se están resolviendo” y ponderó la iniciativa de prescindir del dólar para el intercambio bilateral. “Todo esto demuestra que la gestión pública es importante, pero mucho más lo es la acción privada, para que no queden dudas”, les dijo Moreno a los empresarios al final de la jornada, antes de retornar a Buenos Aires.

El encuentro tuvo lugar en la sede de la Federación de Industrias del Estado de San Pablo (Fiesp). Moreno estuvo acompañado por la secretaria de Comercio Exterior, Beatriz Paglieri, y el embajador en Brasil, Luis María Kreckler. Los funcionarios ya habían participado de un encuentro similar, aunque de carácter general, no limitado al sector automotor, en mayo. Aquel fue el primer paso para la distensión de los conflictos comerciales, advierten en el equipo de Moreno. Ayer el anfitrión fue, otra vez, Paulo Skaf, titular de la Fiesp, quien atribuyó al “desconocimiento” el hecho que de que las compañías brasileñas opten por importar autopartes de extrazona en lugar de adquirirlas a la Argentina.

Más allá del aceitado vínculo institucional, fuentes de la delegación explicaron a este diario que la relación con Brasil se volvió tirante durante los primeros meses del año porque la política de administración de comercio argentina buscó frenar importaciones de ese origen para presionar por una mejora en la balanza comercial bilateral. En el acumulado hasta julio, las importaciones desde Brasil bajaron 16 por ciento, bastante por encima de la caída promedio total del 5 por ciento. Sin embargo, esa diferencia se debe a que las compras a Brasil son más elásticas que las que provienen de otros destinos, vinculadas con energía, y guardan mayor relación con la industria automotriz, que se retrajo en forma anual.

De todos modos, fuentes oficiales aclaran que la relación se ha normalizado y la intención es que el comercio bilateral se incremente a la par de una reducción del déficit que sufre Argentina. Paglieri y su par brasileña, Tatiana Prazeres, mantienen conversaciones telefónicas casi a diario para solucionar los conflictos puntuales que aparecen. “Creo que se están resolviendo todos los obstáculos. Los problemas entre Brasil y Argentina se resuelven con más comercio”, indicó Moreno. Agregó que si el proceso de intercambio comercial se llevara a cabo en moneda local, sería un “avance muy relevante para el comercio de ambos países”.

Los autopartistas mantuvieron en total más de mil reuniones con sus pares brasileños. También participaron las terminales automotrices y los distribuidores. Desde el Gobierno advirtieron una serie de oportunidades que podría aprovechar Argentina. Por un lado, Brasil trabaja en la elevación de gravámenes en cien posiciones arancelarias. En algunos de esos productos Argentina es competitiva y tiene posibilidades de vender. Además, Brasil próximamente debe definir un nuevo régimen automotor, que elevaría el contenido regional mínimo para los vehículos que se benefician de la reducción del IPI (Impuesto sobre los Bienes Industriales).

“La organización de la misión comercial fue destacable”, manifestó Juan Cantarella, de AFAC. En octubre el Gobierno junto a empresarios realizará una misión comercial multisectorial a Manaos. “Estamos tratado de entrar en el Brasil profundo. Luego analizaremos con qué sectores avanzar más”, dijo Kreckler a este diario. El embajador destacó también que la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, haya beneficiado, en el marco del plan estímulo a la industria de ese país, al arroz y trigo argentino.