“Hay que ahorrar en moneda local, como sucede en todos los países en el mundo”, señaló ayer la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. La funcionaria aseguró que los controles a la compra de moneda extranjera que se aplicaron, en distinto grado, desde el año pasado responden a la necesidad de un cambio cultural y que no se relajarán en el futuro. “Pero, además, debíamos parar la pulsión de los argentinos para irse al dólar, restándole recursos al Estado”, precisó la funcionaria durante su exposición en el VI Congreso de Economía y Derechos Humanos, organizado por la Universidad Popular de Madres de Plaza de Mayo. Explicó que la inflación no responde a una emisión descontrolada de pesos, sino como derivado de una puja por la distribución de la riqueza inédita para la región. También auguró que la crisis internacional “será larga” y que la economía argentina “crecerá bastante menos que el año pasado”. Compartieron el panel el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el diputado nacional (FpV) Edgardo Depetri.

En ese ámbito descontracturado y hasta familiar, aunque no por eso menos riguroso, en que se realizan los encuentros que organizan las Madres, pudo verse una importante concurrencia para escuchar a especialistas y funcionarios desnudar el discurso dominante. En esa tónica discurrió el panel que inauguró la titular del Central. La funcionaria recordó que a principios de semana se realizaron las Jornadas Monetarias y Cambiarias, en las que también se “envió un mensaje de los que opinan distinto”. “Hoy el mundo receta las mismas políticas que generaron la crisis: ajuste, debilitamiento de la posición de los trabajadores, reducción del gasto. Todo lo que se disimuló la década del noventa”, sentenció. Criticó el hecho de que esos países hayan trasladado un problema financiero al Estado y ahora pretendan un ajuste.

En esta contextualización planteó el interrogante acerca del “rol de los bancos centrales, los cuales deben dejar de ser simples observadores”. “En tal caso, la reforma de la Carta Orgánica del Banco Central es un cambio cultural. Y no implica que nos olvidemos del rol de cuidar la inflación, sino que lo conciliemos con estabilidad financiera y protección del empleo.” Se refirió a las críticas que existen sobre el riesgo inflacionario que genera la emisión para gasto público: “No es necesariamente cierto que genere inflación, porque depende del destino de esos fondos, y este Gobierno lo utiliza para inversión”.

En su exposición, la titular del organismo monetario insistió en que la industrialización del país requiere de un “equilibrio de la cuentas externas, para contar con las divisas que requiere el proceso” de sustitución de importaciones. Recordó que desde 2005 el Gobierno viene adoptando medidas para detener el ingreso de capitales especulativos, como la regulación de la cuenta capital. “Pero había que hacer algo con los dólares que se iban al colchón o a una cuenta corriente dentro del país”, afirmó. “El 3,1 por ciento del PIB se iba a dólares. Son muchos recursos que hoy necesitamos. Mientras, los medios buscaron acelerar la devaluación”, aseguró Marcó del Pont como explicación a los controles a la compra de divisas. “Y hoy dicen que el año que viene se relajan los controles. Eso significa que no entendieron que esto es una cuestión de fondo”, expresó. De hecho, la salida de depósitos que se exhibió como respuesta a estos controles muestra claros signos de desaceleración. En la última semana de septiembre la fuga fue de 8,5 millones de dólares diarios, frente a 11 millones de igual período previo.

La necesidad de divisas tiene como correlato blindar la economía en el actual contexto de crisis. “Vamos a crecer bastante menos que el año pasado, pero el objetivo es cuidar el mercado interno, el trabajo y el salario”, adelantó. Recogió también la crítica de que el país es el de mayor inflación en la región: “Esto es porque no usamos el tipo de cambio (apreciándolo) para compensar la inflación, lo que permitió que seamos los únicos que no primarizamos las exportaciones. En todo caso, también somos los que mayor recomposición de salario y mejor distribución de la riqueza tenemos”, concluyó, en una clara referencia a la política antiinflacionaria aplicada en Brasil.

Por su parte, el ministro Tomada recordó que cuando estalló la crisis de las hipotecas subprime, la orden de la Presidenta fue: “Con el empleo no se juega. Esto no nos va a costar ni un solo puesto”. “Hoy la Argentina evidencia un patrón de fortalecimiento económico, sostenido durante los últimos nueve años. Estamos bajo el proceso de inclusión social más espectacular de la historia argentina”, afirmó. Realizó entonces una breve enumeración de quienes se fueron incluyendo al sistema: 4 millones de trabajadores, 2,8 millones de jubilados, un millón de pensiones no contributivas y 3,5 millones de niños y jóvenes bajo el amparo de la Asignación Universal por Hijo. “Sobre 40 millones de habitantes, 11 millones recuperaron en estos años derechos y condiciones de seguridad social que no tenían ni esperaban”, cerró.

El diputado Depetri se focalizó en el debate actual, que esconde la puja política y de poder que enfrenta a trabajadores con la clase dominante. “El trabajo es el que genera riqueza, y el Estado es quien debe cuidar al trabajador. Y para ello necesita estar presente y ser propietario de los principales resortes que lleven adelante el desarrollo”, argumentó. “Si el Estado no tiene el control de las empresas, no puede guiar al modelo. Detrás de la histeria del dólar está el pedido de devaluación de Biolcati; detrás del de la inflación, la lógica del ajuste”, finalizó Depetri, quien sostuvo que el apoyo que recibe el establishment de algunos medios responde a la pelea que dio el Gobierno, “la más importante, la de la ley de medios”.