Sábado, 6 de octubre de 2012 | Hoy
EL MUNDO › EL DESEMPLEO EN ESTADOS UNIDOS QUEDO POR DEBAJO EL 8 POR CIENTO POR PRIMERA VEZ DESDE 2008
Preocupado por el tropezón del primer debate y con su rival republicano reenergizado, el presidente saludó el informe de empleo. La creación de puestos de trabajo no fue gran cosa, pero logró pasar una barrera simbólica.
Por Rupert Cornewell *
Desde Fishersville, Virginia
Desesperado por recuperarse de su pobre actuación en el debate, el presidente Obama recibió un importante incentivo ayer, con la baja de la tasa de desempleo estadounidense a menos del 8 por ciento, mientras un reenergizado Mitt Romney apuraba sus esfuerzos para recapturar el oscilante estado de Virginia. El número real de los nuevos empleos creados en septiembre era poco estimulante: 114.000, más o menos lo esperado. Pero con la campaña entrando en su mes final y la economía siendo el tema central, Obama podrá señalar la caída de la tasa al 7,8 por ciento –la más baja desde comienzos de 2009– como prueba de que las cosas están mejorando lenta pero seguramente.
El presidente necesita toda la ayuda que pueda conseguir. Aunque todavía mantiene una pequeña ventaja en las encuestas nacionales, y en la mayoría de los estados indecisos, incluyendo Virginia, el fuerte debate que dio Romney levantó los espíritus republicanos. “Me sorprendió”, dijo Doug Stader, de 55 años, entre los más de 10.000 que asistieron a la atestada y bulliciosa manifestación de Romney aquí en Virginia. “Casi lo liquidó a Obama.” Típico también era el comentario de otra asistente que no pudo ni siquiera entrar al evento, que atestó el tráfico en los caminos interestatales. “Yo estaba realmente contenta”, dijo. “Sabía que él lo podía hacer, ya era hora.”
En su discurso, el candidato republicano martilló con la economía, acusando a Obama de practicar “un gobierno que se desangra” con más gasto público e impuestos más altos. “Habla de estímulos y más trabajadores en el gobierno”, declaró Romney, “pero eso va a matar los empleos”. El único motivo por el que la tasa de desempleo está cayendo, sostuvo, es porque la gente, desesperada por no encontrar un empleo, ha dejado de buscarlo. Una y otra vez se refirió al debate del miércoles en Denver, Colorado, ampliamente considerado como el mejor momento de su campaña, aunque el impacto en las encuestas todavía está por verse. Dijo haber acribillado al presidente con preguntas “sobre los 23 millones de desempleados y los problemas de la clase media. Le hice estas preguntas y ustedes escucharon su respuesta”. La multitud gritaba, un mar de banderas estadounidenses y cánticos de “USA, USA”. Virgina es una pieza clave en el rompecabezas electoral que Romney debe ensamblar si quiere ganar la Casa Blanca el 5 de noviembre. El estado se volvió demócrata por primera vez votando por Lyndon Johnson en su abrumadora victoria en 1964. Si las elecciones fueran hoy, Obama volvería a ganar en Virginia.
Sin él, sin embargo, las chances de Romney son mínimas. Ayer estaba llevando a cabo otra manifestación en el estado. En realidad, su problema no son lugares como Fishersville, terreno sólidamente republicano donde las banderas de la Confederación todavía ondean en alguna ventana, donde los negocios de armas abundan y donde uno de los oradores en la manifestación era Wayne LaPierre, jefe del poderoso grupo de lobby de armas, la National Rifle Association (NRA). Pero para ganar Virginia los republicanos deben detener el liderazgo del presidente en el creciente cinturón demócrata suburbano alrededor de Washington DC, y reducir la enorme ventaja de su oponente entre las mujeres y los votantes minoritarios.
Mientras tanto, Romney está tratando de corregir errores pasados, disculpándose por su comentario, grabado secretamente en Florida en la primavera, diciendo que el 47 por ciento de los estadounidenses se consideraba víctima y nunca lo votarían. “Dije algo totalmente equivocado”, le dijo al canal de cable Fox News. “Creo que mi vida me enseñó lo importante que es el ciento por ciento de la población. Cuando sea presidente, será para ayudar al ciento por ciento.” Asombrosamente, Obama nunca mencionó la gaffe, quizás la más dañina de las muchas cometidas por el candidato republicano, durante el debate del miércoles. Después de la retracción total de Romney, al presidente le puede resultar hacerlo en el futuro.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.
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